El primer puzzle cuesta un poco más. Los ancianos identifican las piezas geométricas y un perro labrador se las trae. Los mayores se van animando. Se esfuerzan. Acarician a los perros. Rien. Se les ve disfrutar. Un ejercicio cotidiano, se vuelve especial.

Con la ayuda de los perros, todo encaja. Como en un puzzle. En los últimos siete meses treinta ancianos del centro de día Santa María Betania de Xàbia (algunos padecen alzheimer y demencia senil) han realizado terapias con los perros. Un equipo de la asociación Asiscan ha dirigido esas sesiones. Para los mayores ya es todo una novedad que correteen a su alrededor Nala, Clara, Dori y Simba, que así se llaman los perros.

El programa lo ha financiado la obra social de la Caixa. Es pionero. Los ancianos obtienen beneficios cognitivos y emocionales. Jugar con los canes les estimula.