Xàbia ha sido durante mucho tiempo el paraíso de la pesca furtiva. Los furtivos lo tenían fácil. Esquilmaban los erizos de mar (bogamarins) y limpiaban las redes caladas por los pescadores. Luego vendían sus capturas a los restaurantes y podían sacar facilmente entre 500 y 1.000 euros. Pero ahora Xàbia le ha declarado la guerra a los furtivos. Y todos los sectores vinculados con el mar van de la mano. Ayer, en el ayuntamiento, se presentó la campaña «Xàbia lliure de pesca furtiva». La secundan la cofradía de pescadores, los buceadores, los hosteleros y los comerciantes. Todos estarán ojo avizor para pillar a los furtivos y avisar a la policía local y la Guardia Civil.

El alcalde, José Chulvi, subrayó ayer que la lucha contra el furtivismo es clave para «preservar la tradición marinera y el pan de muchas familias».

Los bares y restaurantes de Xàbia pegarán en sus entradas un adhesivo contra la pesca ilegal.

Los últimos furtivos pillados en esta costa venían de Murcia. Se ha corrido la voz de la calidad del pescado de la bahía xabienca.