El conflicto por el agua ha vuelto a la Marina Alta. Xaló y Llíber llevan días sin suministro potable. Ayer, el primer municipio prohibió el consumo en la única partida que todavía mantenía un hilillo de agua potable, la de la Solana. El alcalde de Xaló, Joan Miquel Garcés, de Compromís, ha denunciado que Calp, un pueblo que sí tiene excedentes, ya que recibe un trasvase desde la Vall de Laguar, somete a Xaló a un «apartheid» hídrico. En el lenguaje, ya se advierte que la guerra del agua nunca se ha superado del todo.

El munícipe denuncia que el alcalde de Calp y presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, del PP, se niega a recibirle pese a que le viene pidiendo reuniones desde octubre. Xaló quiere reclamar de Calp la solidaridad del agua. El municipio litoral tiene una planta desalinizadora que está funcionando a bajo rendimiento, ya que le basta y le sobra con el agua que le llega del pozo Lucifer, en la Vall de Laguar.

La conducción de este trasvase pasa por los términos de Xaló y Llíber, los dos primeros pueblos que se han quedado sin agua potable.

Además, la tubería es de la Generalitat Valenciana. Garcés reveló que los técnicos de las administraciones valencianas con competencias hídricas aconsejan desde hace meses que Xaló y Llíber se conecten a esta tubería. Y acusa al alcalde calpino de bloquear esta solución.