«La situación del agua en la Marina Alta es tercermundista». El director general del Agua, Manuel Aldeguer, advirtió ayer de que la comarca, tras quedarse sin agua potable Llíber y Xaló (suman 3.600 vecinos), encara un verano que puede ser catastrófico. Y lo peor es que la solidaridad que se intuía al reactivarse el consorcio comarcal de aguas, un organismo creado en 1987 pero que nunca ha funcionado, se ha quebrado a las primeras de cambio. Xaló y Llíber están sin agua. Pero ante sus narices pasa el trasvase que baja del pozo de Lucifer, en la Vall de Laguar, a Calp. El agua potable pasa de largo y, mientras, los vecinos de estos municipios abren el grifo y sale chocolate. El suministro ha dejado de ser potable al superarse los niveles permitidos de turbidez y aluminio.

«Xaló y Llíber podrían tener ya una solución inmediata. La tubería que viene del pozo Lucifer discurre junto a las de estos municipios. La comisaria de Aguas y la Confederación Hidrográfica del Júcar no pondrían ningún problema a la hora de dar una autorización provisional para que Calp ceda agua a estos dos pueblos», indicó Aldeguer.

Pero el alcalde de Calp y presidente de la Diputación de Alicante, así como del consorcio comarcal de Aguas, César Sánchez, del PP, no abre el grifo. El alcalde de Xaló, Joan Miquel Garcés, de Compromís, ya denunció el miércoles que Sánchez ni siquiera le coge el teléfono. Calp, además, mantiene parada su planta desalinizadora. Le basta y le sobra con el agua que le llega del pozo Lucifer. «Los ayuntamientos de Llíber y Xaló, a cambio de que Calp les cediera agua, podrían pagarle lo que cuesta producir el agua de la desalinizadora», planteó Aldeguer.

El director general del Agua afirmó que esta crisis puede dar al traste con el intento de resucitar el consorcio comarcal de aguas. «Estamos igual que siempre en la Marina Alta. Cada ayuntamiento busca una solución por su cuenta». La comarca, curiosamente, tiene excedentes de agua, pero mal repartidos. Aldeguer apuntó que el consorcio es «inoperativo» porque incluso se diseñó mal. «No forman parte ni el diputado del Ciclo Hídrico ni la CHJ, que es la entidad que da las concesiones del agua».

«El más insolidario»

Debería tirar del carro el presidente, que ahora es César Sánchez, pero «lamentablemente es el más insolidario», denunció el responsable de las políticas hídricas del Consell, que subrayó que si el consorcio, como parece evidente, vuelve ahora a fracasar, lo mejor es «extinguirlo». Planteó que se refunde y que el liderazgo lo asuma la Generalitat.

La tubería de la Vall de Laguar a Calp la pagó el Consell. El trasvase, iniciado hace 30 años, fue ilegal hasta hace bien poco. El pasado año la CHJ autorizó la concesión a la mancomunidad que forman Calp, la Vall de Laguar y Murla. Los regantes del río Girona, cuenca en la que está el pozo Lucifer, también están de uñas desde hace años con el trasvase. Afirman que exprime sus pozos de riego.