La Marina Alta ya empieza a sufrir carestía de agua potable. Los mil vecinos de Llíber no pueden beber desde la pasada semana el agua que sale de sus grifos. Supera el límite de turbidez y aluminio. Y Xaló (2.675 habitantes) está en el alero. Se abastece de la misma potabilizadora que Llíber, aunque mezcla el agua. Salud Pública ya tiene las analíticas que el gobierno local encargó de urgencia cuando su pueblo vecino se quedó sin agua potable.
Teulada, que como los dos pueblos anteriores el pasado verano se quedó sin suministro apto para el consumo, no lo ve ahora tan negro. Ha incrementado en 3.000 metros cúbicos su reserva diaria de agua. «Si son suficientes o no, lo sabremos en verano», indicó ayer el alcalde, Carlos Linares.
Este municipio, eso sí, tiene la solución definitiva a sus problemas de abastecimiento. El concejal del Ciclo Hídrico, Raúl Dalmau, avanzó que el Ayuntamiento ha trasladado a la Diputación las necesidades que el municipio tiene en materia hídrica. El proyecto estrella es la ampliación de la desalobradora. Dalmau dijo que esa obra tiene un presupuesto de 3,3 millones. «Nos garantizaría que tendríamos suministro de calidad para siempre», dijo el edil.
Teulada, como los otros municipios que forman el Consorcio de Aguas de la Marina Alta, parece que apuesta decididamente por la desalación. Están preparando un documento conjunto con la Diputación y el Consell. Incluiría la ampliación de la desalinizadora de Xàbia, que es la gran fábrica de agua potable de la comarca (ahora puede producir 28.000 m3 al día). Mientras tanto, Teulada confía en salvar el verano. «Somos relativamente optimistas. El consorcio de aguas de Teulada-Benitatxell ha hecho los deberes. Ahora tiene prevista una inversión de 600.000 euros en un pozo en Senija y otro en la partida Canor», avanzó el alcalde.
