Al sacerdote de Benissa, José Tomás, no le gusta que los vecinos tomen la comunión a la ligera. Lo dejó claro en el sermón del Día del Riberer, en las fiestas de la Puríssima Xiqueta que han concluido este fin de semana. El tirón de orejas fue para los festeros. Les explicó lo importante que es el sacramento de la comunión y les pidió que se abstuvieran de tomarla si lo hacían «sólo por protocolo». Tomás subrayó que para comulgar hay que estar preparado y haberse confesado antes. Sin esa disposición espiritual, advirtió, era mejor que los festeros no se levantaran a comulgar. Pero no todo fue reprimenda. El sacerdote también alabó que este año los festeros (son los vecinos que cumplen 18 y 40 años) habían mantenido en todos los actos religiosos la compostura. Y tiene mérito. Tras tantos días de fiesta y trasnochar, es difícil aguantar con entereza actos que exigen solemnidad, como las procesiones y misas.

El sermón del sacerdote no ha pasado desapercibido. Lo pronunció el pasado lunes. Y ha sido la comidilla de las fiestas. El sacerdote aprovechó una de las misas más multitudinarias del año, la del Riberer, para recalcar que por ser festero no hay que levantarse a comulgar. En la iglesia de la Puríssima Xiqueta, no cabía un alfiler. Además, ese día pisan el templo vecinos que no suelen ir a misa. El sermón tuvo un efecto inmediato. Pocos festeros se pusieron en la fila para tomar la comunión. El sacerdote les había disuadido de tener, de repente, un arrebato de religiosidad.