La comarca de la Marina Alta ya empieza a pasar sed y eso que quedan dos meses para que llegue el verano. Llíber es el primer pueblo que se queda sin agua potable. Su alcalde, José Juan Reus, explicó ayer que el martes recibió una analítica (las realiza la empresa Proaguas, 7de la Diputación de Alicante) que detectaba que la turbidez y el aluminio superaban los niveles permitidos. Inmediatamente hizo un bando advirtiendo a los vecinos (hay 1.090 censados) de que no bebieran agua del grifo. Reus indicó que el suministro llega a Llíber de la potabilizadora de Rompudetes, en Parcent. Se amplió el pasado verano, pero la obra ya nació pequeña. Tiene capacidad para tratar 1.500 m3 de agua al día. Pero la demanda, precisó el alcalde, sería ya de 1.900 m3. Por tanto, estaría saliendo abastecimiento de la planta que no se ha podido potabilizar correctamente. Reus admitió que es la primera vez que el agua de Llíber supera los índices permitidos de aluminio.

Si este municipio se queda sin agua, la población vecina de Xaló también empieza a temblar. Su edil de Aguas, Gerard Fullana, reveló ayer que ha encargado que se hagan con urgencia analíticas. «Las últimas, del 7 de abril, sí salieron correctas», afirmó.

Xaló se abastece también de la potabilizadora de Parcent, pero ahora está mezclando el agua con la que se extrae de un pozo de Llíber, algo salobre. Esta circunstancia podría estar salvando, de momento, la potabilidad del agua. Pero Fullana admitió que el suministro de Xaló «está contra las cuerdas. Es muy probable que, si no ahora, en las próximas semanas también decretemos que el agua no es apta para el consumo». El alcalde de Llíber pidió ayer en el consorcio comarcal de aguas que la Diputación de Alicante acelere las obras de ampliación de la potabilizadora de Parcent y de mejora de las conducciones de Benigembla. Suben a 490.000 euros.

Por otra parte, la Marina Alta está ya en alerta por sequía. Un técnico de la Diputación advirtió ayer que se roza la situación de emergencia, que es la más crítica.