El puerto de Dénia se ha hecho a trozos. El anterior Consell del PP apostó por los proyectos de colaboración público-privada. Eso significaba dar concesiones para locales comerciales y amarres sobre espacios públicos a cambio de que las inversiones de los paseos marítimos las asumieran las empresas. Un ejemplo es el paseo del Moll de Ribera que ayer inauguró el presidente del Consell, Ximo Puig. Lo ha hecho la empresa Varadero Port Dénia, que tiene la concesión del muelle de «megayates» y el astillero. Ha invertido en el paseo, que recorre 410 metros de frente portuario, 990.000 euros.

Eso sí, la consellera de Obras Públicas, María José Salvador, ya sugirió ayer que el puerto ahora va recuperar algo de pulso público. Dijo que está previsto sacar a licitación la reparación del dique sur y un proyecto de ordenación y usos de la fachada marítima. Abogó por mejorar la integración de Dénia y su puerto. Salvador, al hablar de los usos, dijo que no hay marcha atrás en la prohibición de montar garitos de fiestas (los de las peñas de «bous a la mar») en el dominio portuario.