Carlos Pascual se ha sosegado. En sus años de alcalde mostró un carácter bronco e incluso agresivo. Ayer, al declarar ante el juez, hablaba a voz en cuello, con la vehemencia de siempre. «Perdóneme señoría si grito. Por mi trabajo de herrero, estoy un poco sordo», aclaró. El exalcalde se encontró en el pasillo con un joven que acababa de salir de un juicio por drogas. Ambos se saludaron efusivamente. «Le conozco de la prisión de Villena. Es muy buen chaval», dijo Pascual, que explicó a los mismos periodistas a los que antes consideraba enemigos furibundos que la cárcel «no es para nada como en las películas». «Todo está muy limpio y organizado». «Conmigo habéis vendido muchos periódicos. Publicásteis cosas que no dije y ni siquiera pensaba», apuntó un Pascual muy comunicativo.