A numerosos pueblos de la Marina Alta, les están saliendo ahora hijos no deseados. Tras retirar hace unos días Calp el título de hijo adoptivo al dictador Francisco Franco, ahora le llega el turno a Xàbia. El gobierno local, del PSPV, ha descubierto que el general mantiene desde 1940 este honor. Y no es el único cargo de la dictadura que tiene el título de hijo adoptivo. El pleno se lo concedió en 1949 al almirante Francisco Bastarreche, militar golpista que ordenó los bombardeos de los puertos de Sagunt, Cullera o Málaga cuando comandaba el crucero de guerra Canarias. Las asociaciones de Memoria Histórica lo consideran un criminal de guerra. Xàbia ya le quitó en 2014 una plaza que tenía en el puerto, a la que puso el nombre de Adolfo Suárez. El pleno de Xàbia todavía nombró hijo adoptivo en 1962 a un tercer cargo franquista, el ministro sin cartera Pedro Gual Villalbí.

El gobierno local llevará al pleno de abril revocar estos tres nombramientos. Lo hace en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica y para poner al día su galería de hijos ilustres. En ella figuran el maestro Juan Ángel Ribes, el párroco Juan Celda, el astronauta Pedro Duque (está casado con la xabienca Consuelo Femenia), el médico Rafael Peiró y el también sacerdote Joaquín Sendra. Todos ellos son hijos adoptivos, mientras que el título de hijo predilecto lo tienen el tenista David Ferrer y, desde ayer, la artista y editora Milagros Lambert.

Así, Xàbia va borrando, poco a poco, los vestigios del franquismo. Antes del verano, el ayuntamiento retirará el yugo y las flechas y los escudos preconstitucionales del baldaquino que cubre una cruz del centro histórico. A este municipio, le cuesta, sin embargo, sacudirse del todo la herencia de la dictadura. Los descendientes del ministro de Franco Mariano Navarro Rubio mantienen la concesión del chalé que este cargo de la dictadura (dirigió entre 1957 y 1965 el ministerio de Hacienda y luego fue gobernador del Banco de España) se construyó en el dominio público marítimo-terrestre. Navarro Rubio demostró su influencia cuando, el 27 de junio de 1961, Franco atracó su yate, el Azor, en el puerto de Xàbia. El entonces ministro dejó escrito que esa visita marcó «el momento culminante del prestigio de la villa, porque sólo entonces alcanzó más predicamento que Dénia».