El presidente del Consell, Ximo Puig, llegó ayer a Pedreguer con la lección sanitaria bien aprendida. Sabía que acudía al pueblo más reivindicativo, al que se rebeló contra el cierre nocturno de sus urgencias y logró que la empresa concesionaria, Marina Salud, rectificara. Pedreguer, además, reclama desde 2000 un nuevo centro de salud que no llega; el actual hace tiempo que se quedó viejo y estrecho.

A Puig lo recibieron unos 50 vecinos de la plataforma por el nuevo centro de salud. Luego el alcalde, Sergi Ferrús, de Compromís, uno de los munícipes que con más ahinco ha exigido el rescate de la gestión sanitaria, le dijo que «esta comarca ya sería el paraíso si tuviera una sanidad pública y conexión ferroviaria».

El jefe del Consell estaba obligado, por tanto, a dejar un titular a la altura de las expectativas. Al firmar en el Llibre d'Or de Pedreguer, ya subrayó que es «necesario y urgente que la sanidad sea pública y universal». Después, aseguró que la Generalitat empieza a perfilar la hoja de ruta para rescatar una gestión sanitaria de la que desde 2009 se hace cargo la empresa Marina Salud, participada al 65% por DKV y al 35% por Ribera Salud. Avanzó que ya ha encargado a la consellera de Sanidad, Carmen Montón, y al conseller de Hacienda, Vicent Soler, que inicien las negociaciones con DKV para recuperar el modelo de gestión pública. La reversión, aseveró Puig, debe producirse «en un plazo razonable», pero «sin derrochar recursos que no tenemos».

El presidente abogó por «abrir ya» las conversaciones que deben darle la vuelta al calcetín de la sanidad de la Marina Alta. «Esta comarca será la primera que volverá al modelo público», proclamó Puig.

Sin embargo, el jefe del Consell advirtió que la «voluntad» de recuperar la gestión puede «encallar» en el problema de financiación. Admitió que una posible vía es que la Generalitat compre las acciones de DKV y otra es la expropiación. «Buscaremos una fórmula que sea razonable y financiable».

Sobre la reivindicación del nuevo centro de salud de Pedreguer, Puig recalcó que «estas personas exigen lo que es justo». Los trámites para construirlo se iniciaron en el año 2000. Marina Salud no asume las obras, dado que no figuran en el contrato de concesión. Y la conselleria de Sanidad sostiene que no quiere hacerle «regalos» a la concesionaria. El uno por el otro... ya se sabe.

El «déjà vu» del tren

También reiteró Puig que la falta de conexión ferroviaria de la Marina Alta y Valencia (el demandado tren Gandia-Dénia, ahora bautizado Tren de la Costa) se podría corregir si el Consell tuviera transferidos del Estado las competencias y los recursos de las Cercanías. Convino que el tren de Dénia es, mientras tanto, como un «déjà vu».