Gata es el primer pueblo de la Marina Alta que se declara como «comunidad escolar libre de expulsiones». La portavoz del gobierno local, Àngels Fornés, de Compromís, aclaró ayer que su Corporación, que cuenta con siete ediles de 13 que son maestros y profesores, es «especialmente sensible» con los problemas educativos. De hecho, el pleno del miércoles aprobó, a propuesta de Compromís y JuGa, que son los dos partidos que integran el gobierno local, una moción que rechaza que se eche de clase y del colegio a los alumnos que han cometido alguna infracción. En la Comunidad, Paterna sí ha aprobado una moción similar. El debate no había calado hasta ahora en la Marina Alta. Gata se pone a la vanguardia de las nuevas sensibilidades educativas.

El acuerdo incide en que la expulsión es «una medida correctora ampliamente utilizada en el contexto educativo». Sin embargo, su eficacia es muy cuestionable. «Estamos firmemente convencidos de que se trata de una medida coercitiva, arcaica y desprovista de justicia pedagógica», se indicaba en la propuesta, que advierte de que un estudio reciente de la Academia Americana de Pediatría concluye que los alumnos expulsados tienen mayor riesgo de abandonar la escuela y de desarrollar conductas absentistas.

El pleno reclama que, en lugar de echar a los alumnos de clase y del colegio, se refuercen conductas positivas de convivencia en las aulas, de servicios a favor de la comunidad escolar o de servicios externos con instituciones de carácter social y de ayuda humanitaria.

El Ayuntamiento buscará ahora el apoyo del Consell Escolar Municipal.