El Carnaval de Pego arrastra multitudes. Más de 4.000 personas acudieron el sábado a este municipio a disfrutar de un Carnestoltes que también quiere enganchar a los vecinos más reacios. La concejala de Fiestas, Rebeca Bañuls, destacó ayer que el desfile adelantado este año a las 20 horas y que rodeó el Passeig Cervantes, que se disfrazó de «sambódromo», atrajo a muchos vecinos que no quisieron perderse el colorido y la jarana del carnaval.

La concejala dijo que quizás este año vino menos gente de fuera que otros. «En todos los pueblos ya hacen fiesta y se nota», admitió.

También subrayó que 50 efectivos de Acció Urgent de Pego estuvieron toda la noche al pie del cañón. Realizaron 37 asistencias. Treinta de ellas fueron atenciones por intoxicaciones y comas etílicos. Diez de los atendidos eran menores. Las cifras, sin embargo, no distaron mucho de las de otros años.

La policía local y la Guardia Civil también tuvieron una noche movida. Agentes de la Benemérita detuvieron en un control rutinario de alcoholemia a un joven que había robado un ciclomotor. Mientras, la policía local también arrestó a otra persona por agredir a un agente.

«Dentro del pueblo, el carnaval fue bastante tranquilo», precisó la concejala, que explicó que la zona más conflictiva es el polígono, donde un pub organiza una fiesta que congrega a miles de personas. «Para el próximo año pediremos que se extreme la seguridad», avanzó.

Pego sigue hoy de fiesta. Por segundo año consecutivo, es fiesta local el día de «l'arròs amb crosta». Y el sábado se celebra la Pinyata. «Tenemos muy buenas previsiones. La Pinyata también es fiesta grande en Pego», indicó Raquel Bañuls.