Exhaustos pero con una sonrisa de oreja a oreja. Tres universitarios de 18 años llegaron ayer a Xàbia, su pueblo, tras arrancar a caminar el sábado de buena mañana en la plaza de Benimaclet, en Valencia. Xàbia era algo así como su finis terrae. Este municipio y la Marina Alta están a trasmano de todo. Después de dos días y medio de peregrinaje y de caminar 26 horas (pararon seis horas en Gandia a recobrar fuerzas), estos tres jóvenes han dado valor a la peripecia que para los vecinos de la Marina Alta es viajar a Valencia. «Queríamos dar visibilidad a las carencias del transporte público», afirmó Josep Chorro, que es estudiante de Medicina. «Los problemas para desplazarse a Valencia no sólo los tenemos los estudiantes, sino todos vecinos que acuden al hospital y al médico o que tienen que hacer gestiones en la ciudad», añadió Juan Caselles, que es alumno de Ingeniería Informática.

El tercer peregrino era Joan Pons, estudiante de Derecho. «La idea de venir a pie nos rondaba desde hacía tiempo. Ha sido duro, pero mucha gente nos ha apoyado», dijo.

La Marina Alta sufre un déficit histórico de comunicaciones. La comarca exige desde hace décadas el tren con Gandia (la línea existía, pero se cerró en 1974) y la liberalización de la autopista.

La paliza ha sido de aúpa. Arrancaron, con mucho ánimo, de Benimaclet, el barrio universitario de Valencia. Cruzaron Valencia y salieron de la ciudad por el cauce del Túria. «Cruzamos l'Horta Sud y la playa del Saler. Y hasta ahí bien. Pero se nos hizo de noche en los arrozales de Cullera», relató Josep Chorro. El viaje se torció entonces un poco. Ya agotados, a los universitarios les tocó desandar un buen trecho al darse de bruces con un río («y no, no era el Xúquer», afirman). Tras una noche de frío y penuria, llegaron a las 6 de la mañana a Gandia. No les quedaban fuerzas para dar ni un paso más. Sus familias, desde Xàbia, les echaron un cable. Les reservaron una habitación de hotel. También les indicaron una farmacia de guardia para que compraran spray muscular. Durmieron todo el día. A las 9 de la noche, retomaron una marcha en la que siempre buscaban caminos rurales y carreteras secundarias.

«Cuando vimos a lo lejos el Montgó, recuperamos el ánimo. Ya estábamos cerca», recordó Juan Caselles. Ayer, pasadas las 14.00 horas, aparecieron por la Plaça de l'Església de Xàbia. Sus familiares les dieron la bienvenida con aplausos y abrazos.

El alcalde, José Chulvi, y el concejal de Juventud, Ximo Segarra, los recibieron en el ayuntamiento. Chulvi les dijo que trasladará a la consellera de Infraestructuras, María José Salvador, su gesta. Estos tres universitarios han dado un gran paso para romper el aislamiento de una comarca que está lejos de todo.