El día también se sumó a la fiesta de los disfraces. Se vistió de primavera. El Carnestoltes de Pego arrancó ayer con la divertida Baixada del riu Bullent. Salió un día espléndido. Lucía el sol, hacía calor y daba gusto pasear por la Marjal. La buena temperatura animó a muchísimos vecinos de la Marina Alta y la Safor a acudir al Bullent y seguir desde su orilla el espectáculo de las barcazas y los disfraces. Quienes ya saben de qué va esto dieron buena cuenta de su cazuela de arròs amb crosta. Los participantes, entre que las balsas flotan a veces de milagro y que cuesta que avancen, tardan lo suyo en recorrer el trecho de río que separa el Pas del Bullent del Blau del Galapatar. La mayoría acaba calado hasta las huesos. Aunque el sol acompañara, remojarse en estas aguas debe dar impresión.

La travesía dura, por tanto, horas. Comenzó a las 13 horas y terminó casi a las seis de la tarde. Los participantes, que, por supuesto, van disfrazados, se lo toman con calma. Navegan entre risas y sin ninguna prisa. Incluso suelen parar a dar buena cuenta de su plato de arroz.

El premio a la mejor barca se lo llevó «Pegomistos». Sus ocupantes se lo curraron. Mientras, el galardón al mejor disfraz fue para «Africans de la Marjal», en cuya tripulación iba el concejal Raül Tamarit.

Un joven tuvo que ser trasladado al ambulatorio por hipotermia y por beber un pelín más de la cuenta. Fue el único incidente en el arranque de un Carnaval que en Pego se vive con mucha intensidad. La edil de Fiestas, Rebeca Bañuls, destacó que cada vez acude más gente de fuera a contemplar el espectáculo del Bullent.