Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El caprichoso linde

La Marina Alta está repleta de paradojas territoriales como la que se da en la partida de Benitzaina

El caprichoso linde El límite también parte en dos el núcleo de Benimarco.

La Marina Alta está surcada por líneas imaginarias que, sobre el terreno, se revelan todavía más irreales. Son los lindes. Ahora que numerosos municipios están revisando sus planes generales volverá a surgir algún tira y afloja en unas fronteras que influyen bastante en la vida de los vecinos. Un ejemplo: hay viales rurales bien asfaltados que, de repente, se convierten en un camino de cabras. Un pueblo sí que los cuida, pero el de al lado pasa. Esto ocurre en la Marina Alta (en concreto, en caminos asfaltados de Gata que al pasar a Dénia o Xàbia son pedregales casi intransitables) y desdice esa vertebración comarcal que luego cada municipio defiende como el que más.

Los lindes se revelan caprichosos en dos partidas rurales de la comarca «troceadas» en varios términos municipales. La de Benitzaina, la comparten Gata, Dénia y Xàbia. Es terreno de viñas y atesora un gran valor paisajístico y patrimonial. Aquí está el Bien de Interés Cultural (BIC) de Benitzaina, formado por una Casa Forta y una ermita, ambos del siglo XVIII, y un precioso riurau. El conjunto arquitectónico está, sin embargo, partido en dos. La masía fortificada y el riurau han caído dentro del término de Dénia, mientras que la ermita pertenece a Xàbia. El camino que lleva desde la N-332 a este BIC, que está junto al lecho del río Gorgos, va serpenteando entre los términos de Gata y de Dénia.

La disputa por la ermita no quedó resuelta hasta 1994 y todavía hoy surge de tanto en tanto la antigua «discordancia» territorial, dado que la cartografía que ha manejado Dénia en sus últimos intentos de aprobar un PGOU estaba desfasada. En el 94, la Generalitat y el Instituto Geográfico Nacional desempolvaron un acta de deslinde de 1899 en el que queda claro que la ermita pertenece a Xàbia y que sus muros oeste y norte fijan el linde con Dénia. Ese antigua acta se levantó, precisamente, porque en el siglo XIX el conflicto por este humilde templo ya existía.

Otra de esas paradojas territoriales se da en la partida de Benimarco, que comparten Teulada y Benissa. La ermita de Sant Jaume, del siglo XVIII, pertenece a Teulada, pero el edificio contiguo, el de las antiguas escuelas, es ya de Benissa. En Benimarco, eso sí, no ha habido asomo de disputa. Ambos municipios mantienen un convenio de colaboración por el que pagan a medias los gastos de las fiestas de Sant Jaume. En los bous al carrer de esta partida rural, el corral queda dentro del término de Teulada, pero los cadafals ya se montan en el de Benissa. El toro cabalga entre dos pueblos.

Las contradicciones territoriales también lo son a menudo urbanísticas. En el extremo sur de Xàbia está el paraje natural de la Granadella, una de las últimas zonas costeras vírgenes de la Comunidad Valenciana. Limita sin solución de continuidad con la urbanización de Cumbres del Sol, ya en el Poble Nou de Benitatxell.

Otro caso: la playa de Santa Anna, conocida como la playa de Pego, es de Dénia. El término municipal dianense se adentra hacia el norte y dibuja un estrecho pasillo litoral que cierra la salida al mar a El Verger, en la playa de les Deveses, y a Pego, en la de Santa Anna. El sinuoso término de Dénia también abraza la Garganta de Gata.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats