La caja de caudales tenía un agujero. Y gordo. La recaudación de 2013 y 2014 del servicio de autobús de la cala del Moraig, que presta en julio y agosto el Ayuntamiento del Poble Nou de Benitatxell, desapareció como por ensalmo. Nadie sabía nada. El agujero se descubrió en septiembre. En la contabilidad municipal no se ingresó ni un euro de esos dos veranos. Sin embargo, en 2013, sí se habían vendido 800 tiques y, al año siguiente, algo menos de 700. Pero el dinero se volatilizó.

El alcalde, Josep Femenia, de Movimiento Red, envió en septiembre escritos a la exconcejala responsable, Silvia Mayans, y a la empresa de autobuses. La exedil respondió que en 2013 ella misma depositó la caja de caudales en el ayuntamiento, pero luego dejó de ser la encargada de recoger el dinero del autocar. Mientras, la empresa contestó que para que no se acumulara mucho dinero en la caja de caudales, los conductores dejaban en el chiringuito de la cala de tanto en tanto bolsitas con parte de lo recaudado. La concejala citada debía recogerlas.

El misterio parecía indescifrable. Compromís, tras tener conocimiento de que se habían esfumado fondos públicos, pidió por escrito explicaciones al alcalde. Este partido, en la oposición en el Poble Nou de Benitatxell, instó a Femenia a que aclarase qué había hecho para recuperar el dinero. Pero el escrito, presentado el 10 de noviembre, no obtuvo respuesta.

Sin embargo, el enigma dejó de serlo en el pleno de este jueves. El portavoz del PP, Toni Colomer, quien fue compañero de Silvia Mayans, sacó el asunto del autobús «para que ya no exista ni la más mínima sombra de sospecha sobre Silvia». Reveló que en una reunión entre el alcalde, los responsables del autobús, la dueña del chiringuito, la exconcejala y él mismo se destapó quién supuestamente había sisado el dinero. «Los propietarios de los autobuses nos dijeron que habían hablado con el conductor y que les había confesado que él se lo había quedado», expuso. Colomer también comentó que la empresa de autocares había repuesto la recaudación de 2014. Indicó que tenía conocimiento de que esta mercantil había denunciado al chófer por apropiación indebida.

«Quiero que desaparezcan para siempre las dudas hacia la gestión de Silvia», concluyó el popular.

Antes, este embrollo todavía había dado un giro inesperado. Tras denunciar el portavoz de Compromís, Miquel García, que había pasado un mes largo desde que pidió explicaciones por escrito al alcalde y había recibido la callada por respuesta, el munícipe, ante la sorpresa de sus socios del PP, instó a la oposición a que pidiese que se creara una comisión de investigación.

«Proponedla. Yo votaré a favor y la apoyaré», dijo Femenia, quien reveló que había tenido un encontronazo con la exedil Silvia Mayans. «Goberné con ella en el pasado mandato y no tengo ninguna queja personal ni política. Tampoco querría tirarle ninguna sombra de duda», añadió.

Discrepancias en el gobierno

En el enredo del autobús, ya se intuyó que el fuerte de los socios de gobierno (Movimiento Red, PP y Pideb) no es la coordinación. Al pacto también se le vieron las costuras cuando los populares deslizaron su rechazo a abonar facturas de 2.700 euros al mes a un traductor. Ese servicio lo ha puesto en marcha el concejal del Pideb, Dirk Rheindorf, quien dijo (le preguntó Compromís) que no tenía inconveniente en explicar el trabajo que hace este traductor en el retén de la policía local. Sostuvo que pagarle 2.700 euros es casi un chollo. «Os invito a todos a que si encontráis a alguien más económico que hable también cinco idiomas lo traigáis y lo contratamos», lanzó este concejal.