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Dénia

Impiden a un arquitecto enviado por el alcalde entrar en un edificio protegido

El experto en patrimonio debía inspeccionar el inmueble portuario de la Faroleta, que está en ruinas

Impiden a un arquitecto enviado por el alcalde entrar en un edificio protegido

La Faroleta, construida entre los años 1880 y 1890, guiaba a los barcos que entraban al puerto de Dénia. Hace tiempo que su luz se apagó. El edificio, aunque protegido, es una ruina. Y se ha vuelto invisible. Una finca levantada en 2003 lo aprisionó por completo. Los muros apuntalados de la Faroleta, en los que todavía destacan unos armoniosos ventanales de medio punto, están constreñidos por el bloque de viviendas. La cornisa del inmueble portuario prácticamente toca con los salientes de los balcones. El urbanismo, en Dénia, más de una vez se ha subido a la chepa del patrimonio.

El actual gobierno de Dénia (PSPV y Compromís) está decidido a recuperar los edificios históricos que se caen a trozos. El alcalde, el socialista Vicent Grimalt, envió la pasada semana al arquitecto experto en patrimonio Josep Ivars a inspeccionar la Faroleta. Grimalt sabe que la promotora de la finca debía cumplir el convenio al que accedió cuando el ayuntamiento, en el año 2000 (entonces el alcalde era el popular Miguel Ferrer), le dio la licencia de obra.

Pero el arquitecto no logró pasar del umbral de la finca. Para acceder al edificio protegido es imprescindible hacerlo por la entrada al bloque de pisos. La promotora, Rodat Proyectos, todavía mantiene aquí una oficina de ventas. Uno de sus responsables no dejó pasar al experto en patrimonio. Así lo aseguró el actual alcalde cuando en el pleno del jueves le preguntó sobre la restauración de la Faroleta la edil popular María Mut. «No le dejaron pasar», afirmó Grimalt, que avanzó que esta próxima semana debe reunirse con los responsables de la promotora para que accedan a que el arquitecto pueda examinar lo que queda del inmueble portuario.

El convenio obligaba a la empresa a restaurar la Faroleta y a establecer un horario de visitas. Es un bien dotacional privado. Y ha quedado enclaustrado por una finca. Pero debe estar, al menos durante unas horas al día, abierto al público.

Si la mercantil declina rehabilitar el edificio protegido, el ayuntamiento todavía tendría un as en la manga. Con el aval de la promotora podría hacerse cargo de la restauración.

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