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Calp debe construir 136 km de colectores para dar alcantarillado a sus urbanizaciones

Las obras recuperan barrancos tapados por los chalés que se canalizarán a les Salines

Calp es un pueblo construido por el tejado, un coloso urbanístico con pies de barro. La planificación ha sido tan nefasta que ahora la mayor parte de las urbanizaciones carece de alcantarilladocarece de alcantarillado. Además, cada vez que llueve con cierta intensidad, las avenidas más turísticas, aquellas donde se alzan las torres de apartamentos, quedan anegadas con medio metro de agua. Corregir los desmanes urbanísticos sale ahora por un riñón. Los técnicos de Aguas de Valencia Javier Ortega y Francesc Pascual han redactado a partir de modelos matemáticos simulados un plan director con las obras para dotar de alcantarillado a los miles de chalés que no lo tienen y salvar a Calp de inundaciones que se producen año sí, año también.

Solo las obras de saneamiento suben a 67 millones de euros. La red cuenta ahora con 80 kilómetros de colectores. Para que las urbanizaciones tengan alcantarillado, hay que construir otros 136 kilómetros. En línea recta, esa conducción comenzaría en Calp y llegaría a Valencia y pasaría de largo. Además, muchos de los colectores actuales presentan graves deficiencias. En los que están por debajo del nivel freático, se filtra agua del mar que también va a una estación depuradora que ya no da más de sí. Conectar los chalés al alcantarillado es imprescindible. Urge eliminar sus fosas sépticas por las posibles filtraciones de residuales al subsuelo.

Y no corre menos prisa acometer las obras que libren a Calp de las inundaciones. Los técnicos han detectado que, aparte de los barrancos del Quisi y el Pou Roig, que debe ensanchar la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), existía en las ladera que da a les Salines toda una trama de torrenteras y cauces que han desaparecido. El urbanismo los ha cegado. Plantean recuperarlos con colectores (estos trabajos superan los 14 millones de euros) que desaguarían en el humedal. Los barrancos que se encauzarían son los de Benicolada, el de la Merced y el de Ortenbach. Se construirían tanques de tormenta (el de la Merced para 5.130 m3) que recogerían los arrastres contaminantes de estas aguas. Así no llegarían a les Salines.

Mientras, la inundación de la avenida Juan Carlos I se resuelve con dos canales que conectarían también con les Salines. No se hará obra de hormigón. Con todo, ese recurso de desviar el agua de lluvia a la laguna está supeditado a que la CHJ construya el canal a cielo abierto que le dé salida al mar.

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