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Teulada

Las aulas de la dolçaina

El conservatorio Mestre Berenguer de Teulada, pionero en la enseñanza de este instrumento

Un momento de las clases en el conservatorio. N. G.

La dolçaina no era cosa de niños. Hasta ahora. Su práctica, exclusiva de adultos, ha sido un aprendizaje tradicional, de transmisión oral, enseñada «de oídas», su técnica ha sido impartida en escuelas populares por sus propios intérpretes hasta que, en 2006, entró en las aulas de este conservatorio alicantino y se reguló su grado medio -antes ya lo había hecho el mestre Xavier Richart en Valencia. Sin embargo, los menores nunca habían sido acercados a este instrumento, al menos, en su disciplina académica.

Con la llegada del profesor titular de dolçaina Rafa Soriano (Xàbia,1980) al conservatorio Mestre Berenguer en 2007, se acercó el estudio, la investigación, la protección y el impulso de este instrumento tradicional, y en consecuencia, la enseñanza y preservación de este sonido autóctono por excelencia como elemento de identidad y uno de los más valiosos de nuestro patrimonio a las manos de los más pequeños. Y Teulada pasó a ser un referente innovador.

En las aulas del Mestre Berenguer se encuentra a día de hoy en las clases de 8 a 12 años una dolçaina frente a partituras de música clásica y aprendiendo a circular en la sinuosa música del jazz o de la estética contemporánea. A Soriano todo le vale. Y, por supuesto, en pasacalles y exhibiciones de collas. Porque la dolçaina y el tabal son música de calle y fiesta, aunque adoctrinada en conservatorio.

Ha escrito cuatro manuales para sus alumnos, «Estudiant la dolçaina» Mètode Elemental de Rivera Editores, acompañado de otra profesora del conservatorio, Cristina Martí y del profesor de dolçaina del conservatorio profesional José Iturbi de Valencia Xavier Richart, mestre del que Soriano es discípulo y pionero en desarrollar la enseñanza profesional en dolçaina. Y estos libros le sirven de apoyo para aplicar sus conocimientos a sus clases. Este es el segundo curso y ya cuenta con 14 alumnos.

Las clases en grado elemental se completan con lenguaje musical y coro, enseñanzas que son la formación musical del instrumento de dolçaina hasta los 12 años. Incluye representaciones y conciertos, intercambios con otros pueblos e incluso, el Auditorio de Teulada, el escenario más codiciado. A sus alumnos les apoya a través de las directrices que sigue con la colla el Falçó, de la que también es director.

Menos es más

La dolçaina en las manos de sus pequeños alumnos suena dulce, llamativa y exigente. Imprescindible, reivindicativa. Modesta. Se hace sentir. Sus escolares se divierten. Cantan, acompasan con palmas y aplican los conocimientos musicales que aprenden en su aula. Y, algo importante, les enseña a respirar.

Es el primer y brillante intento serio, con resultados a la vista, de insertar la dolçaina, con el apoyo de conselleria, en enseñanzas elementales para que sea incluida en repertorios de música de actualidad, y así, los alumnos la disfrutan como un instrumento capaz de aproximarse al jazz o al rock o a la percusión latina, explica Soriano, si quieren. Y la dolçaina, con los más pequeños, dialoga con el lenguaje musical de este tiempo, de grupos valencianos y de toda la música popular tradicional a través de los más pequeños. Este profesor, en todos los sentidos, ha dado con sus clases un soplo de aire.

Con él, la enseñanza de la dolçaina ha pasado de la tradición oral a las mejores aulas de la escritura musical. Una dolçaina bien atemperada desde pequeños.

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