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Gata quita las losas de su plaza a los tres meses de colocarlas

El Consistorio temía que los adoquines pudieran desprenderse y causar daños a peatones, escaparates o casas

Gata quita las losas de su plaza a los tres meses de colocarlas a. p. f.

Los nuevos adoquines de pizarra de la Plaça de l'Església de Gata no han acabado el verano. Se colocaron en mayo. El entonces gobierno local del PP quería estrenar la remozada plaza para las comuniones. Al poco, la pizarra empezó a bailar. No soportaba el peso de los coches. El nuevo gobierno (Compromís, PSPV y Junts per Gata) tuvo que limitar la velocidad a 20 kilómetros por hora. Las lluvias de hace unos días ya dejaron la plaza impracticable. Se tuvo que cerrar al tráfico.

El concejal de Urbanismo, Jaume Monfort, explicó ayer que «incluso existía riesgo para los peatones». Las piedras, al pisarlas los neumáticos, salían disparadas. Se temía, precisó Monfort, que causaran daños en fachadas y escaparates y también que pudieran impactar contra los transeúntes. Que el pavimento no tenía mucha consistencia ya se detectó al poco de terminar las obras. «Las piedras empezaron a soltarse», señaló el edil de Urbanismo, que advirtió de que el ruido del traqueteo de pasar los coches también molestaba a los vecinos.

La tromba de agua de hace una semana arrastró el poco mortero que quedaba. El piso quedó hecho trizas. El ayuntamiento pagó los 110.000 euros mientras la Diputación de Alicante aportó los otros 120.000. «Nuestro punto de partida es que no le corresponde ahora al Ayuntamiento pagar la reparación de una plaza que se acabó hace apenas tres meses. La responsabilidad es de la empresa o del director de la obra o de ambos», sostuvo el edil de Urbanismo.

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