Las calas de la Marina Alta se parecen estos días a una ciudad en hora punta. Hay atascos para entrar y para salir. Y aparcar es un milagro. En las calas, las plazas de estacionamiento no están pintadas. Los bañistas dejan sus coches en los viales de acceso y en calas como Ambolo, en Xàbia, queda un paso estrechísimo. En la tarde de ayer, en la Cala Blanca de Xàbia, no cabía ya un alfiler. Los coches se habían adueñado de una imaginaria mediana. La policía, en Xàbia, ha tenido que crear con vallas carriles de entrada y acceso al Muntanyar. Sin ellos, los vehículos lo invaden todo.