A las ballenas no les falla el reloj. Cada año por estas fechas se dejan ver en las proximidades del cabo de Sant Antoni. Nadan en dirección sur. Vienen del mar de Liguria. La tripulación de un velero que navegaba en aguas de Dénia avistó ayer dos ballenas.

Avisó al servicio de guardacostas, que, al acercarse, descubrió a otra pareja. Las cuatro eran rorcuales comunes, que es la segunda ballena más grande del mundo. Se arrimaron mucho al cabo de Sant Antoni, que por la frecuencia con la que se producen avistamientos ya está considerado como una suerte de «autopista de ballenas». Está comprobado que tras pasar a pocos metros de los acantilados (a veces a unos 200), estos animales viran un poco su rumbo y se pierden mar adentro. Que se acerquen tanto a tierra es poco habitual. De ahí que se esté realizando un estudio de frecuentación que trata de averiguar por qué costean aquí las ballenas cuando acostumbran a nadar a 20 y 30 millas de la orilla.