Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un colegio de Xàbia insonoriza un aula para evitar que el eco moleste a un alumno sordo

El niño lleva un implante coclear y ahora puede seguir el ritmo de la clase con más facilidad - El centro coloca tapones en todas las sillas para eliminar chirridos

El aula tiene ahora ventanas nuevas y está aislada de ruidos. a. p. f.

A Miguel, un niño de 9 años de Xàbia, los ruidos se le agolpan en la cabeza. Desde que nació sufre sordera. Un implante coclear le permite oír, pero el eco y el ruido ambiente a menudo ahogan otros sonidos. La madre de Miguel, Verónica Bartual, vive volcada en su hijo. Una asociación de personas con sordera le indicó que la Generalitat disponía de ayudas para insonorizar las aulas para que los alumnos con problemas auditivos pudieran seguir con más facilidad el ritmo de la clase.

No le costó nada convencer a la directora del colegio público Graüll, Francesca Gil, de pedir las subvenciones y adaptar una de las clases. Ahora el aula de 3º B de Primaria en la que estudia Miguel ya no retumba. Sus 22 compañeros se han beneficiado de la insonorización. En la clase, sólo se escucha lo esencial, es decir, a la maestra y a los alumnos. El molesto eco se ha quedado fuera.

La directora del Graüll explicó ayer a este diario que se han cambiado las ventanas y se ha colocado doble cristal. El ruido exterior ya no se cuela en una clase que cuenta con la ventaja de no tener otras contiguas.

También se ha colocado material aislante en el techo de escayola. Francesca Gil destacó que su colegio tiene ahora «la infraestructura para escolarizar a otros niños que puedan padecer deficiencias auditivas». El colegio Graüll, construido hace 55 años, dispone de gruesos muros que también ayudan a aislarlo del guirigay. Miguel acabará Primaria en este aula. Él y sus compañeros esquivarán las prefabricadas que mantiene este centro, que reclama desde hace años una ampliación. Los barracones son, en lo que a sonido se refiere, auténticas cajas de grillos.

En esta clase, la disposición de los pupitres también es especial. Miguel debe tener control visual de todo el grupo. De ahí que los alumnos se sienten en mesas que forman una «U». Este alumno está totalmente integrado. «Sí, y también es importante que sus compañeros comprendan la diferencia y sean conscientes de que él es uno más», indicó ayer la directora.

«Estoy muy agradecida al colegio», subrayó, por su parte, la madre. «Es una escuela integradora y que está preparada para aceptar la diversidad», valoró. «Mi hijo está ahora más relajado. El hecho de que no haya eco supone para él una gran mejora». Verónica Bartual recalcó la ayuda que siempre ha encontrado en la logopeda del Graüll, Mavi Ciller. Esta madre compró tapones para las sillas de la clase de su hijo. El chirrido de arrastrarlas le producía al niño una gran molestia. El centro no se ha quedado atrás y ha decidido colocar esos mismos tapones de goma en todas las sillas. La lucha de una madre por el bienestar de su hijo ha mejorado el día a día de este colegio de Xàbia.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats