Peter y Jean Tarsey, ambos británicos y de 77 años de edad, llevaban varios días sin llamar a sus amigos. No era normal, ya que este matrimonio, que residía en Xaló desde hacia 18 años, era muy afable y todos los domingos solía salir a comer fuera. Una pareja muy allegada a ellos acudió el domingo, a las 16.00 horas, al retén de la Policía Local. Junto a los agentes subieron a la casa de los Tarsey, situada a apenas 300 metros. La reja de la entrada estaba abierta. Entraron y también hallaron abierto el acceso a la casa. Los dueños estaban muertos en un sofa, recostados uno en el otro. Peter David Tarsey tenía un disparo en la nuca y su mujer, Jean Ellen, había recibido un tiro en la cara. El arma de fuego, posiblemente una pistola, no estaba en la escena del crimen.

Al principio, se descartó el robo. Los homicidas no habían removido la casa. Pero ayer la investigación avanzó por derroteros distintos. Agentes de la Policía Judicial permanecieron hasta la tarde recogiendo pruebas. Acudieron especialistas del cuerpo de actividades subacuáticas de la Guardia Civil para recuperar la CPU (torre) del ordenador del matrimonio, que sus asesinos arrojaron a la piscina.

Los agentes también reclamaron a un cerrajero, que comprobó que la caja fuerte estaba dañada aunque no se había logrado abrir. La caja de caudales se había intentado taladrar con una broca. Presentaba cinco incisiones en la combinación. El cerrajero sí la abrió. Dentro no había dinero, sino únicamente documentos.

Lo único que los investigadores echaron en falta en la vivienda, situada en el inicio de la carretera que sube hasta la Serra de Bèrnia, fue un televisor.

El matrimonio llevaba posiblemente muerto desde el viernes. Fuentes de la investigación advirtieron de que los policías locales y los amigos de la pareja percibieron un fuerte olor a descomposición al entrar en la casa. No encontraron ninguna puerta forzada. El matrimonio es bastante conocido en Xaló. El propietario del bar Aleluya, Juan, comentó ayer que el viernes por la mañana Peter David acudió al establecimiento como hacía todos los días. Juan explicó que, en esta ocasión, llevaba la boca cubierta con una venda y le indicó que estaría un tiempo sin ir al bar dado que le estaban arreglando la dentadura y no podía tomar nada.

El jardinero de los Tarsey acudió en la mañana de ayer a la vivienda para limpiar un poco el jardín y podar las palmeras. Se topó con los agentes, que le preguntaron sobre las costumbres del matrimonio. «Eran gente normal y encantadora. No creo que tuvieran enemigos», indicó el trabajador a este diario. Antes de trasladarse a Xaló, el matrimonio vivió en Oliva. Jean comentó hace meses en su facebook que había puesto el chalé del municipio de la Safor en venta por 260.000 euros.