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Un joven con parálisis cerebral es el nuevo cronista de Calp

Mario Molines, de sólo 22 años, asume el reto de «revolucionar» la investigación histórica del municipio

Un joven con parálisis cerebral es el nuevo cronista de Calp

El reto no le produce ningún vértigo. Acostumbrado como está a superar una barrera tras otra, Mario Molines Carbonera quiere ahora darle un aire nuevo a ese oficio a menudo un pelín apolillado de cronista oficial. Mario tiene 22 años y ha estudiado periodismo. Los cronistas suelen ser historiadores entrados en años. Y Mario nació con parálisis cerebral. Ni su juventud ni su discapacidad son un límite. Concibe los obstáculos como desafíos.

«Claro que fue una sorpresa que me nombraran cronista de Calp. Es una oportunidad interesante que me permitirá explorar temas, documentarme y curtirme en explicar y contar historias», explicó ayer este joven que asegura que, desde niño, tuvo muy claro que su vocación era la de ser periodista.

El cargo de cronista oficial llevaba vacante desde junio de 2010, cuando falleció a los 90 años Pedro Pastor, que se especializó en bucear en las costumbres de los calpinos.

Mario quiere renovar el lenguaje de las habituales crónicas históricas y de costumbres, e imprimir un poco más de ritmo a un género habitualmente sosegado y alejado del frenesí de la actualidad. «La sociedad cambia y trabajaré en temas que perciba que interesan. Creo que, al principio, va a ser un poco una labor de ensayo-error». «¿Qué si voy a revolucionar la figura del cronista oficial? Pues seguro. Pero no sé si para bien o para mal», bromeó.

Con todo, considera que este cargo es «una etapa, un paréntesis». Se ve más buscando las historias volanderas del periodismo, que es «una vocación» que le ha empujado a remover montañas. «No sé si será por cabezota, pero aquí estoy. Me gusta el periodismo audiovisual, pero sé de sobra que ahora hay que hacer de todo y trabajar en lo que salga».

Mario ha estudiado la carrera de Periodismo en Valencia. «Lo tenía muy claro. Sabía que los problemas que pudieran surgir los iba a superar y, poco a poco, me he ido desenvolviendo». Durante los cuatro años de facultad, ha vivido de lunes a jueves en un colegio mayor.

Ahora, sólo le queda entregar el proyecto de fin de carrera. El tema que eligió demuestra que es un apasionado del periodismo comprometido. «Es una investigación sobre el diario Crisol, que se publicó en Madrid durante la Segunda República. He analizado su discurso editorial y las dificultades a las que se enfrentó para ser independiente. Apenas duró 9 meses».

Mario estuvo ayer encantado de ser uno más entre los compañeros periodistas. La profesión le corre por las venas. A sus 22 años, ya tiene más que aprendida una lección importante: los tópicos están para hacerlos añicos. El que acompaña al cronista oficial ya es, con Mario, historia.

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