El mismo vecino de Dénia que hace unos días sacó lápidas a su patio para asustar a los clientes del restaurante contiguo, abierto desde el pasado mes de junio, ha logrado ahora que su protesta todavía sea un punto más tenebrosa. Se ha superado, sin duda. El lunes por la tarde colocó sobre dos andamios sendos ataúdes. Su propósito es el mismo que perseguía con las estelas funerarias. Le molesta que los clientes cenen en el patio del restaurante, que da a la parte de atrás de su casa. Y está decidido a hacerle la vida imposible al negocio de hostelería. Sus quejas adquieren cada vez tintes más macabros.

«No sabemos que será lo siguiente. Quizás coloque calaveras», advirtió ayer el dueño del restaurante, Juan Carlos Villar, que ha optado por no denunciar a su irritable vecino. Afirma que no quiere enzarzarse en «una guerra de vecinos». «La pelota está en el tejado del Ayuntamiento. Yo no quiero entrar. Pero está claro que debería primar el decoro. Son las autoridades competentes las que deben actuar», comentó Villar.

El dueño de esta trattoria de la calle Loreto no es el único que opina que sacar féretros al patio es ya de mal gusto. Los vecinos de esta calle, que ahora mismo es la de más tirón hostelero de Dénia, están escandalizados. «No entendemos que el Ayuntamiento mire con lupa cualquier pequeña reforma que hacemos y luego no mueva un dedo cuando se ponen ataúdes a la vista de todos», denunció ayer una vecina.

A la vista de los transeúntes

Las cajas de muerto están, efectivamente, a la vista de los transeúntes. El patio de la vivienda se observa desde la calle Loreto. Y los vecinos se sobresaltan cuando giran la vista y descubren los ataúdes. La Concejalía de Disciplina Urbanística, que dirige María Mut, del PP, no sabe muy bien para dónde tirar. Considera que esta disputa es civil, pero, al tiempo, se ve impelida a actuar para, como poco, tranquilizar un poco a un vecindario que teme que el bromista de los ataúdes todavía dé un giro más siniestro a sus protestas.

De entrada, el departamento de disciplina está revisando si los andamios sobre los que están los féretros son legales y cuentan con licencia.

El propietario de la trattoria instaló la pasada semana un tablero de madera en su patio para tapar las lápidas que su vecino puso de cara al patio del restaurante. Afirmó entonces que, desde que puso en marcha el negocio, ha cumplido «a rajatabla» los horarios de cierre.

«De hecho, cerramos antes de lo que marca la ordenanza», indicó ayer Nieves González, esposa de Villar. «Las lápidas ya me dieron una vergüenza tremenda. Explicaba a los clientes que teníamos un vecino un poco raro. Y si la gente ya se paraba a mirar desde la calle, no sé ahora qué va a pasar», añadió.