Las gaviotas patiamarillas han vuelto a adueñarse del Penyal d'Ifac tras el verano. Es más, la población parece que ha aumentado de nuevo. Estas aves, por las mañanas, ocupan la cara del Penyal que da al puerto. Las rocas se ven plagadas de gaviotas. También bajan hasta el paseo marítimo Príncipe de Asturias. Sobrevuelan el puerto y el club náutico y dejan manchas de excrementos por todo. En el arranque del paseo, el guano, que es muy corrosivo y maloliente, provoca que proliferen las moscas.

En verano, estas aves buscan entornos un pelín más frescos. De ahí que se produzca la impresión de que la plaga (la proliferación de gaviotas tiene ya categoría de plaga urbana) desaparece. Pero es pasajero. Ahora se vuelven a contar por cientos.

Para combatir la plaga, se recurre ya ha soluciones de lo más llamativas. En los focos del club náutico, se han colocado embudos. Así se evita que las aves se posen en ellos y los vayan deteriorando con su cáustico guano. Sin embargo, los focos se ven igualmente manchados de excrementos.

Esa solución más casera se inspira en la que hace años se tomó para preservar las farolas del paseo Príncipe de Asturias. Las luminarias se coronaron con pinchos para ahuyentar a las gaviotas. Ese mobiliario urbano, no obstante, también muestra ya los desconchones y la herrumbre que producen los excrementos.

La plaga de gaviotas patiamarillas también ha alterado la biodiversidad del parque natural del Penyal d'Ifac. Esta especie ha desplazado a las gaviotas de audouín y al halcón de eleanor.