Los vecinos de la Marina Alta ya saben de la fiereza del mosquito tigre. La especie («aedes albopictus») llegó a la comarca el pasado verano para quedarse. Y ahora, en este otoño de bochorno, los mosquitos han proliferado y se han convertido en plaga. Los tigres, como ya adelantó ayer este periódico, han acribillado a numerosos vecinos que, con pomadas y remedios caseros, tratan de aliviar la hinchazón y escozor que producen sus picaduras. Algunos incluso han tenido que acudir a urgencias.

Los ayuntamientos empiezan a tomar medidas extraordinarias contra los mosquitos tigre. El de Ondara inicia hoy una campaña de fumigación en colegios, parques e imbornales. Durante una semana, intentará poner freno a la plaga. Las fumigaciones tratan de acabar con todos los mosquitos (todos han proliferado con el calor), pero se centra en el tigre, que es el que pica con más furia.

La Concejalía de Atención Urbana y Ciudadana, que dirige Javier Lozano, realizará primero un reconocimiento del término municipal para identificar los focos de cría, que habitualmente son charcos y aguas estancadas.

La fumigación, aclararon desde la Concejalía, se realizará con productos homologados por Salud Pública. En las rejillas de pluviales, el producto será específico contra el mosquito tigre. En los colegios, se fumigará el sábado. Y en los parques y jardines, tras fumigar, se colocarán carteles para advertir a los usuarios de que no podrán utilizarlos durante las 12 horas siguientes.

La Concejalía de Atención Urbana ha advertido, además, a los vecinos de que para atajar la expansión de los mosquitos tigre es conveniente evitar que el agua quede estancada en piscinas, aljibes o balsas. Esta especie se reproduce con facilidad en piscinas abandonadas, riegos de césped, cubos o macetas. Allí donde hay humedad (el calor actual va acompañado de noches humedas y de amaneceres con rocío) este mosquito prolifera a sus anchas.