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La familia noruega que inmortalizó la Dénia de 1920

Kirstin Milnes dona al archivo 795 fotografías de les Rotes y la comarca realizadas a principios del siglo XX por su tía

Kirstin muestra las instantáneas a Kringe y Pepa Sivera. a. p. f.

A Jorgen Andersen le costó dar con les Rotes. El cónsul de Noruega en Valencia ya llevaba 30 años en España cuando descubrió, junto a su esposa sueca, un litoral de piedra que, rodeado de viñedos y algarrobos, irradiaba una magia especial. La familia ya no buscó más. Eran los años 20 del pasado siglo. En les Rotes, había encontrado su pequeño paraíso.

La nieta de Andersen, Kirstin Lolita Milnes-Andersen, siente tanto apego por ese paisaje que ayer se definió como «noruega-rotera». Kirstin guardaba desde 1992 un tesoro que le legó su tía Ragnhild Andersen, hija del cónsul. Y ayer lo donó al Arxiu de Dénia.

Ese tesoro está contenido en seis álbumes. Son las fotografías que tomó Ragnhild entre 1925 y 1929. Las 795 instantáneas dibujan una Dénia feliz y quizás un punto bucólica. La ciudad ni siquiera intuía el futuro turístico que tenía por delante. Las fotografías transmiten toda la fuerza telúrica del Montgó y les Rotes. La familia toma el baño en la Cova Tallada (aquí la autora juega con el claroscuro y crea mágicos contrastes) o va de excursión, siempre el 2 de agosto, al monasterio de la Mare de Déu dels Àngels, en la Plana de Xàbia. Ragnhild también tomó imágenes de la playa de la Grava, en Xàbia, de Moraira y de Calp.

«Sí, mis abuelos se enamoraron totalmente de les Rotes», afirmó ayer Kirstin, quien admitió que «es duro» desprenderse de unas fotografías que le traen tantos recuerdos de la infancia. «A mí, con tres semanas, ya me trajeron a les Rotes».

Las fotografías que realizó su tía se han conservado magníficamente. La archivera de Dénia, Rosa Seser, comentó ayer que los álbumes, con sus hojas que asemejan pergaminos, han permitido que las imágenes lleguen hasta hoy en perfecto estado. Además, la autora las documentó con meticulosidad. Apuntó el lugar en el que tomó cada foto y la fecha. «Es una maravilla lo bien que se ha conservado esta colección», convino Seser.

Sin embargo, los álbumes no siempre estuvieron a buen recaudo. Los Andersen tuvieron que exiliarse en la Guerra Civil y las fotografías se quedaron en un armario de la casa familiar de les Rotes. Cuando pudieron regresar, allí seguían. La felicidad de aquellos años 20 había quedado inmortalizada. Ragnhild recuperó sus fotos y se quedó a vivir en Dénia hasta su muerte en 1992. Vivió hasta los 94 años y no perdonó ni un solo día su chapuzón en el mar.

Este fondo fotográfico de la familia Milnes se dará a conocer con la edición de un libro (recogerá 85 fotografías) y con una exposición prevista para el próximo mes.

La alcaldesa de Dénia, Ana Kringe, y Kristin Milnes firmaron ayer el convenio de la donación. Mientras, la edil de Cultura, Pepa Sivera, subrayó que estas imágenes «plasman una época» en la que el paisaje de les Rotes era de «viñas y bancales» y los vecinos llegaban hasta allí «en tartanas y mulas». Ese litoral está hoy salpicado de chalés y un tanto desfigurado por el turismo.

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