Del bar Mediterráneo, que fue un emblema del despertar turístico de Dénia y cuyas fachadas estaban protegidas por su valor estético y arquitectónico, ya no queda nada. Y ahora se ha sabido la intrahistoria de una demolición por la que el equipo de gobierno (PP y Centre Unificat) se echó las manos a la cabeza. Y más que eso: denunció el derribo ante la Fiscalía. Pero el gesto fue más teatral que otra cosa. Ahora, el arquitecto municipal, en el informe que ha realizado sobre la demolición, ha concluido que el inmueble, cuando su dueño lo convirtió en cascotes, ya no tenía ninguna protección.

El caos urbanístico de Dénia tiene la culpa. El bar Mediterráneo figuraba en el catálogo de bienes protegidos de 2002. Pero, en enero de 2013, al aprobar el Consell el régimen transitorio que debía sustituir al plan también transitorio de 2005 (anulado por el Supremo), la ficha de este edificio desapareció.

La concejala de Urbanismo, Pepa Font, de CU, indicó ayer a este diario que ahora han descubierto que en ese «interín» el Mediterráneo se quedó sin protección. Mientras, el portavoz del PSPV, Vicent Grimalt, calificó de «sospechoso» que el inmueble se cayera del catálogo justo antes de que una empresa lo echara abajo. El consistorio había dado luz verde a la demolición parcial. Pero a la mercantil se le fue la mano y no dejó piedra sobre piedra.

En Dénia, pasan estas cosas. El convenio para proteger la Faroleta, un edificio portuario del siglo XIX, se perdió hace años. La Faroleta quedó enclaustrada dentro de una finca de pisos. Y no pasó nada.

El Mediterráneo es otro de esos expedientes X. La demolición parcial debía mantener elementos arquitectónicos de una fachada de ventanales apuntados y aire modernista. Era el paso previo a rehabilitar el edificio y convertirlo en un hotel. El proyecto recuperaba un inmueble que formaba parte de la memoria de Dénia, un símbolo de los años del despegue turístico. Pero todo salió al revés. Del Mediterráneo, ya no quedan ni los escombros. El pleno aprobará mañana una propuesta del PSPV para revisar el catálogo de bienes protegidos y recuperar todas las fichas que, al igual que la del Mediterráneo, se hayan podido quedar por el camino. Vicent Grimalt pedirá que se les faciliten todas las licencias que se han dado en edificios protegidos. Teme que el tropiezo del Mediterráneo no sea un caso aislado.