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EMILIO SENTÍ

«En una economía global, o conseguimos ser una comarca unida o se nos van a comer»

Emilio Sentí. J. V. M

La Asociación de Jóvenes Empresarios (Jovempa) en la Marina Alta reúne a casi 100 empresas con un volumen de facturación de 300 millones de euros al año y 2.500 puestos de trabajo directos. Su objetivo ahora es consolidarse como un lobby para la vertebración de la comarca.

Emilio Sentí repite la palabra comarca como un mantra, convencido de que en la economía global las aventuras en solitario están abocadas al fracaso. Pero vive a caballo de dos mundos divergentes: el de la empresa y el de la política. Cuando habla de política cambia el gesto y eleva una queja que tiene que ver con los tiempos de acción y casi con la propia noción de la realidad.

¿Qué es Jovempa y cuáles son sus objetivos?

Somos una red de jóvenes empresarios con el objetivo de poner los medios necesarios para crear canales de negocio en la Marina Alta. Nuestra visión es vertebradora en dos sentidos: por un lado vemos la comarca como una unidad y por otro, al agrupar a empresas de todos los tamaños y todos los perfiles podemos dibujar un mapa de oportunidades y necesidades bastante exacto.

¿La unión de los empresarios es un resultado de la crisis?

Cuando había dinero, nadie necesitaba a nadie. Es cuando tocan fondo, cuando conoces a las personas. La crisis nos ha puesto los pies en la tierra y nos ha sacado del individualismo extremo. Ahora hemos aprendido que en un mundo global, si no somos una comarca fuerte, se nos comen.

Y los políticos de la comarca ¿comparten ese punto de vista?

Es difícil. Hay un mundo político que la sociedad y los empresarios no logramos entender. Nosotros por ejemplo no podemos comprender cómo no hay una reunión mensual de alcaldes para hablar de los problemas que afectan a la comarca. Los empresarios en ese sentido vamos por delante de la realidad política. Tenemos una noción del tiempo totalmente diferente. Otras veces, el problema está en el mundo funcionarial, que puede no estar a altura de lo que se le pide y entonces crea un obstáculo insalvable.

Una vez que se termina la fiesta del ladrillo ¿a qué tiene que dedicarse la Marina Alta?

A cuidar lo que tenemos, por encima de todo. Si acabamos con los valores ambientales y culturales que nos distinguen, podemos ir cerrando el chiringuito. Y una vez consolidado eso, nuestro mayor potencial está en fortalecer el sector servicios. Sólo con eso, ya nos daría para capear la situación. En cuanto a la construcción, la gente ha de saber que los grandes pelotazos los dieron empresas de fuera con la connivencia de unos políticos que, gracias a Dios, ya no están, en muchos casos. Eran empresas que venían, se lucraban con nuestro patrimonio, nos dejaban el muerto y desaparecían. No pertenecían a la realidad de la comarca. Y algunos políticos lo alentaron.

¿Qué es el proyecto «Esperit Marina Alta»?

Fundamentalmente es un filosofía de trabajo. Los empresarios nos reunimos periódicamente para analizar la Marina Alta como una red de posibilidades de negocio; buscamos una economía de escala comarcal en la que podamos crear empleo a nivel interno y fortalecernos de cara al exterior. Hemos de creer en esta comarca como condición previa a que lo hagan los demás. Creer significa por ejemplo no deslocalizara para hacer bolsos en Asia porque aquí hay familias enteras que dependen de ti.

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