La victoria de los vecinos ha durado menos de 24 horas. Si el viernes por la mañana la discoteca Molí Blanc amanecía precintada por saltarse la ordenanza de ruidos, en la noche del viernes al sábado sus responsables decidieron desafiar la decisión municipal y abrir al público.

A las 20.00, según fuentes del Ayuntamiento de Xàbia, ya se había retirado el precinto y se estaba preparando todo para una nueva noche de fiesta. Fue a las 4.00 de la madrugada cuando agentes de la Policía Local se personaron en la discoteca y levantaron un acta por incumplimiento que ya se ha enviado al juzgado.

La policía descartó desde un primer momento evacuar la sala y proceder a su cierre, ya que eso hubiera comprometido la seguridad de los asistentes.

Ahora es al juzgado a quién le toca decidir, pero se espera una nueva sanción que pase de los 10 días iniciales de revocación de la licencia de actividad a los 30. Y una nueva multa económica que superará los 700 euros que el Consistorio le impuso en primera instancia.

Más rentable que la multa

De todos modos, por tratarse del fin de semana con más visitantes de todo el año en Xàbia, se da casi por seguro que la discoteca volverá a incumplir la norma y abrirá sus puertas pese al nuevo precinto. El Consistorio de Xàbia se encuentra con el obstáculo de que para la discoteca Molí Blanc es más rentable pagar una multa que cumplir la norma. Con este desplante público el Ayuntamiento de Xàbia queda en una posición delicada.