Los cuatro pasos recién constituídos en Calp han celebrado la Semana Santa de forma distinta. Sus procesiones, cargadas de emoción por rememorar la Pasión de Jesucristo, han tenido tintes diversos. Anoche, dos procesiones aguardaban su turno para cerrar los actos del jueves santo. Empezó la cofradía del Nazareno. Su paso representó el clasicismo. La más antigua de las procesiones en Calp estrenó andas nuevas para su imagen y las túnicas de sus cofrades envolvieron al paso. La tradición de esta cofradía por recrear el calvario de Jesucristo fue seguida con atención y devoción en su camino.

La hermandad del Silencio cerró la vigilia en las Marinas. A medianoche Calp se envolvió en espiritualidad. Los costaleros portaban al Crist de la Suor, el patrón, bajo promesa de silencio y a oscuras. Los hermanos sólo se acompañaban de un pequeño farol con una tibia luz. No dejaron a nadie impasible. La procesión, de dos horas de recorrido, dejó al pueblo en silencio. Anoche la hermandad desfilaba por segundo año y el público volvió a respaldar su salida.

La Semana Santa de Calp, inexistente hace apenas un lustro, se va consolidando con sus nuevas cofradías. El Gitano fue el primero en procesionar el martes. Salió por las calles del centro histórico de Calp despertando el sentimiento. Una talla nueva, presentada hace escasos días junto a su hermandad, levantó los vítores, aplausos, las saetas y las seguidillas a ritmo de guitarras. Los costaleros, uno de ellos hizo el camino descalzo por una promesa, no fueron sólo portadores de la imagen sino que a la voz de su capataz, levantaron varias veces a su Cristo para pedir por la salud y buenaventura de diversos calpinos. El paso conmovió y arrancó muchas lágrimas.

Tras ellos, el miércoles fue el turno de la cofradía de Las Tres Caídas. La puesta en escena congregó una multitud en la plaza de la Villa para verlo salir de la iglesia. Las túnicas en negro y rojo se adueñaron del amplio recorrido y una larga hilera de dolorosas precedió al trono.