La urbanización de la Cumbre del Sol, construida en la montaña del Puig de la Llorença, es un mundo aparte. En cualquier otro lugar, los barrancos, por su condición de dominio público hidráulico, son intocables. Pero aquí el Barranc del Garsivà, que enlaza con el Barranc de la Viuda y baja hasta la cala de Llebeig, se ha convertido en una gigantesca escombrera.

Un técnico de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) acudió ayer a inspeccionar los vertidos en el cauce. Además, agentes de la Guardia Civil de Xàbia, tras requerirlos el portavoz de Compromís en el Poble Nou de Benitatxell, Miquel Garcia, también estuvieron en el barranco y realizaron un informe. El Seprona también acudirá a comprobar la dimensión de unos vertidos que no cesan.

Tras arrojarse toneladas de piedras y tierra de los desmontes para construir nuevos chalés en la urbanización, ayer los camiones seguían descargando más y más residuos. Ni siquiera la presencia de la Guardia Civil disuadió a los transportistas de vaciar los volquetes.

Y no es una operación precisamente silenciosa. Las piedras caen con estruendo por una lengua de escombros que tiene unos 15 metros de altura. El daño ambiental salta a la vista.

Petición de pleno extraordinario

En el Ayuntamiento del Poble Nou de Benitatxell, hubo ayer mucho movimiento. La portavoz del PP, Nieves García, presentó un escrito solicitando al alcalde, Josep Femenia, la convocatoria de un pleno extraordinario. Los populares exigen explicaciones por los vertidos y que se les facilite una copia del convenio de 2005 que el munícipe esgrime para cruzarse de brazos. Femenia, en declaraciones a este diario, ya sostuvo que, aunque los vertidos son «una barbaridad», no puede impedirlos porque ese convenio, aprobado por el pleno, da vía libre a la empresa VAPF, que es la promotora de la Cumbre del Sol, para tapar el barranco.

Los ediles de Compromís también acudieron al consistorio para reclamar, igualmente, una copia del convenio. Estos dos partidos no dudan de que exista el convenio, pero lo que no conciben es que dé cobertura a la supuesta ilegalidad de convertir un barranco en un vertedero de escombros.

El Barranc del Garsivà tiene un gran valor paisajístico y ecológico. Su cabecera ha quedado ya totalmente desfigurada por los vertidos. A unos 200 metros, la VAPF está construyendo más chalés y de los desmontes salen los residuos que acaban en este cauce. Los camiones bajaban en la mañana de ayer a arrojar los escombros a intervalos de unos 15 minutos. En la Cumbre del Sol, la actividad urbanística no conoce tregua. Un PAI aprobado en 1979 ha permitido a la promotora incluso abrir carreteras (luego vendrán los chalés y adosados) hasta la misma cima, a 445 metros sobre el nivel del mar, de esta montaña.