La Arena de la playa de la fustera de Benissa ha desaparecido bajo un grueso manto formada por toneladas de posidonia oceanica. A los turistas que en invierno se dejen caer por esta playa quizás les sorprenda. Pero un panel explica que la posidonia que el mar arrastra hasta la playa forma una barrera que frena la erosión y evita que los temporales se traguen la arena. De hecho, los municipios del litoral de la Marina Alta ya optan por dejar durante el invierno que la posidonia actúe como un dique contra el oleaje. Esa barrera natural frena la regresión de una costa que aguanta mal los temporales.