Hasta el presidente del Consell, Alberto Fabra, anunció que el Estado, en sus presupuestos, relanzaba las obras de la variante de la N-332 en Benissa, que llevan ya seis años paradas. Pero fue un bluf. El alcalde, Juan Bautista Roselló, del PP, se frotó los ojos cuando vio que la partida era de 200.000 euros, es decir, simbólica. Llegó a pensar que era un error tipográfico: se habían olvidado un «0». Pero no.

Compromís llevó al último pleno de Benissa una moción que denuncia la «marginación histórica» de los valencianos en las inversiones del Estado. Exige «rectificar» los presupuestos generales e incluir partidas de verdad para la variante (la N-332 todavía atraviesa el centro urbano de Benissa) y el tren Gandia-Dénia. El grupo popular votó a favor de la moción, que salió por unanimidad. El alcalde sólo pidió un cambio: que, en lugar de instar al Estado a incorporar las enmiendas de Compromís sobre el tren y la variante, se le exigiera que aceptara las que le llegaran de cualquier partido.