José Vives se convirtió la noche del lunes en un ángel de la guarda de la carretera. Regresaba en coche junto a su familia de Gandia. Iban por la N-332 entre Pedreguer y Gata de Gorgos cuando un automóvil se incorporó bruscamente a la vía. José advirtió de que el conductor hacía cosas raras. «Daba bandazos y hacía zigzags. Invadía el carril contrario y lo mismo iba despacio que aceleraba hasta 80 ó 90 km/h», explicó ayer a este diario José Vives, de 58 años, quien sin salirse de su carril, siguió al vehículo y no paró de hacer luces y tocar el claxon para avisar del peligro a los coches que venían de cara. «Íbamos con un nudo en el estómago. Mi hija empezó a gritar "lo mata, lo mata" cuando un motorista estuvo a nada de estrellarse». Otro coche, según relata José Vives, también pasó «a cuatro dedos» del vehículo que invadía sin parar el carril contrario. «Cuando pasábamos por Gata, incluso se subió encima de la acera». Vives siguió al conductor, que luego se comprobaría que iba ebrio, por las curvas de la Garganta de Gata, Teulada y Benissa. Al entrar en Benissa, en una rotonda, dio la vuelta y regresó hacía Teulada. «Mientras le seguíamos, mi mujer llamó al 112, pero la Guardia Civil no llegaba». En Teulada, el conductor ebrio se metió en una calle del polígono y allí José Vives, tras más de 20 kilómetros de persecución y «muchos nervios», pudo cerrarle el paso con su coche. Se bajó y, pese a que el conductor intentó agredirle, logró quitarle las llaves. Por fin, llegó la Policía Local de Teulada y detuvo al infractor.