Una tormenta que duró apenas media hora inundó ayer calles de Xàbia y Dénia y dejó una imagen bien insólita: la playa del Arenal de Xàbia cubierta de un manto blanco. La tromba de agua y pedrisco se desató, sobre todo, en el triangulo que forman Dénia, Xàbia y Gata de Gorgos. Otros municipios de la Marina Alta también registraron lluvias y piedra, pero en menor intensidad. La tormenta casi surgió de la nada. "Hacía sol y de repente el cielo se ha puesto muy negro y ha empezado a diluviar. El tejado de nuestra casa sonaba como si lo estuviera ametrallando", comentó ayer a este diario un vecino del Arenal de Xàbia.

El aguacero anegó las calles de siempre. Pero esta vez la diferencia fue que la lluvia torrencial se concentró en muy breve espacio de tiempo. La tormenta se desató poco después de las 18.30 horas. Y duró media hora escasa. En tan breve intervalo se recogieron picos de 24 litros por metro cuadrado. Las calles empezaron a bajar como ríos. Ni siquiera aquellas zonas donde se han instalado hace poco redes de pluviales dieron abasto para absorber tal cantidad de agua.

Mientras, el granizo caía con fuerza. Las piedras no eran muy grandes. Tenían aproximadamente un centímetro. De ahí que no se produjeran daños de importancia. Pero el pedrisco arreció de forma abundante.

En la zona turística del Arenal de Xàbia, la avenida de la Fontana quedó anegada con dos palmos de agua. Los comerciantes y vecinos estaban indignados. No es la primera vez. Las rejillas de los pluviales quedaron taponadas por las hojarasca de los árboles. No tragaban y el nivel de la inundación subió tanto que el agua llegó a entrar en las plantas bajas y los locales comerciales. Sus propietarios achicaron agua con escobas y fregonas.

Pasado el chaparrón, llegó la Policía Local y abrió las rejillas de los pluviales que, en pocos minutos, se tragaron toda el agua. Un comerciante se mostraba asqueado por la poca previsión del ayuntamiento. "No es, ni mucho menos, la primera vez que pasa esto. Hoy incluso hemos tenido que ser nosotros los que cerráramos la calle al tráfico cuando ya estaba totalmente inundada".

También en el Arenal, el granizo rajó, por el peso, varios toldos de las terrazas. La playa quedó cubierta de blanco. Mientras los comerciantes sacaban agua de sus negocios, los turistas tomaban fotografías de la playa, que parecía nevada. El granizo dejó una imagen insólita. A nada del mes de junio, cuando los bañistas ya empiezan a llenar la playa del Arenal, la arena estaba totalmente cubierta por un manto blanco.

En Gata, la policía local tuvo que cortar el Pont Vell. La acumulación de granizo hacía temer resbalones y accidentes. Los vehículos incluso podían quedarse bloqueados. Este puente es el que lleva al colegio del pueblo. El pedrisco dejó aquí una capa de hielo de casi diez centímetros de grosor. Una pala mecánica tuvo que romperla.