El Consorcio de Bomberos de Alicante sí que pasará factura, finalmente, a los 21 barranquistas que el pasado 16 de noviembre quedaron atrapados en el Barranc de l'Infern, en la Vall de Laguar. Este organismo, que depende de la Diputación, considera que sí hubo imprudencia por parte de estos montañeros, que se adentraron en el barranco pese a que estaba decretada la alerta naranja por lluvias intensas. El Consorcio valora el rescate en 13.000 euros.

Los barranquistas se quedaron bloqueados tras fallecer ahogado un compañero (un vecino de Ondara de 46 años), que cayó en una poza y se quedó aprisionado entre dos piedras. El shock y el hecho de que las instalaciones de anclajes y pasamanos del barranco estuvieran rotas por la crecida del río por las lluvias torrenciales de los anteriores días dejaron bloqueados a los deportistas. Los bomberos del grupo de rescate y los guardias civiles, entre ellos dos integrantes del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de Ontinyent, se emplearon a fondo para ir sacando del barranco uno a uno (los izaron con cuerdas por una pared vertical de 150 metros) y durante toda la noche a los 21 barranquistas. En todo el operativo, llegaron a participar unas 60 personas y también se movilizó a sanitarios. Este rescate, de hecho, es el más numeroso de los últimos años en la Comunidad Valenciana. El aviso lo dieron los propios montañeros a las 5.30 horas de un viernes. El rescate acabó a las 10.30 horas del día siguiente cuando el helicóptero de la Guardia Civil recuperó el cadáver del barranquista de Ondara de 46 años.

El Consorcio de Bomberos de Alicante facturará esos 13.000 euros entre los 21 rescatados. Sin embargo, no es probable que éstos paguen de su bolsillo. Todos menos uno están federados y, en principio, sus seguros se deben hacer cargo de cubrir el coste del rescate.

Entre quienes se quedaron atrapados en el Barranc de l'Infern había tres bomberos, un policía y una médico, que fue la que trató de reanimar al montañero que falleció. Todos son barranquistas experimentados. El barranco, aunque bajaba con abundante agua, no llevaba tanto caudal como cuando en marzo tres barranquistas se quedaron atrapados tras una súbita crecida de este río.