Que una obra pública acabe en fiasco se ha convertido en rutina. Abundan los proyectos millonarios que luego no sirven para nada. Calp no podía ser una excepción. Seis obras jalonan la ruta del despropósito. Las anteriores corporaciones gastaron al menos 2,7 millones en unos almacenes que no tienen luz, un centro socio-educativo abandonado o en dejar a medias la rehabilitación de la masía histórica de la Casanova. El actual gobierno (PP e Independents-Els Verds) ha heredado esos seis proyectos sin acabar. Necesitaría como poco medio millón de euros para rematarlos.

Pero incluso sorprende más que dos de estas obras, la del jardín botánico y la de la oficina de los almacenes del Ràfol, llegan a la categoría de expediente X. El primer teniente de alcalde y concejal de Obras, Manuel Cabrera, reconoció ayer que ha intentado sin éxito averiguar cuánto han costado. Ningún técnico sabe nada. Pero se intuye que como poco voló un millón más de euros. Estos fiascos también explican la quiebra del consistorio.

El primer teniente de alcalde recorrió ayer junto a los periodistas esa ruta de los proyectos fracasados. La primera parada fue en el jardín botánico. Lo inauguró en abril de 2009 el entonces alcalde Ximo Tur, del Bloc, y ya nunca más se supo. Desde entonces está cerrado. Hay árboles singulares, pero predomina la maleza. Para nivelar el terreno se alzó un enorme muro de escollera. No se hizo estudio de paisaje o, al menos, no aparece por ningún lado.

A poca distancia, está el centro socio-educativo del Cocó, donde jóvenes discapacitados debían asistir a cursos de formación. Se construyó con 285.000 euros del Plan E. Pero está sin uso, ya que carece de acometida eléctrica y no se llegaron a hacer obras de urbanización. Se necesitarían otros 83.000 euros para completar estos trabajos.

El almacén general también se construyó con 484.270 euros del Plan E. Es una nave desaprovechada ya que, entre otras deficiencias, carece de suministro eléctrico. Terminar esta obra requiere de una inversión de 220.406 euros. Junto al almacén hay un edificio de oficinas a medio hacer. No estaba subvencionado y es una incógnita lo que ha gastado el ayuntamiento. Pero acabar las obras sube a 49.147 euros.

Mientras, la masía de la Casanova, del siglo XVII, empieza a parecerse a la obra del Escorial. La primera fase de la rehabilitación ascendió a 539.734 euros. La segunda se financió con 948.275 euros del Plan E. No bastó. Falta el proyecto eléctrico, pavimentar el acceso, habilitar un aparcamiento, vallar la parcela e instalar alumbrado exterior. Son otros cien mil euros.

El último fiasco -o el primero, pues se inauguró en 2006- es el Carrer de la Pilota. Costó 473.575 euros. Los aficionado a la pilota valenciana le han dado la espalda. Una banda de cornetas y tambores lo usa para ensayar.