Los esfuerzos de los vecinos de Calp para reciclar se van a la basura. La planta de transferencias que la mercantil Colsur gestiona en este municipio no clasifica los residuos. Todos, mezclados, van a los contenedores que luego se transportan al vertedero de Abanilla, en Murcia. Este diario ya reveló ayer que la planta está inoperativa y ni siquiera tiene luz eléctrica.

Los camiones de la empresa Acciona, que recoge la basura en Calp, acuden cada noche y, a oscuras, descargan en el suelo los residuos. No hay pesaje, dado que no funciona la báscula en la que supuestamente se manipularon los pesos para inflar la facturación al ayuntamiento. Los técnicos municipales han valorado el presunto fraude, cometido durante 12 años largos de concesión del servicio, en 9 millones de euros.

Pero a la mañana siguiente, a plena luz del día, nada mejora. Tampoco funciona la tolva de la planta. Todo es rudimentario. Dos operarios separan algunos residuos. Apartan enseres y restos verdes. La empresa Colsur se niega a llevárselos de la planta, porque no los considera residuos sólidos urbanos. Mientras, una pala excavadora llena los contenedores. Las bolsas de desperdicios domésticos están mezcladas con latas, plásticos, cartones y desperdicios de podas.

Mientras el reciclaje se impone en la gestión de la basura en todos los pueblos de la comarca, esta planta de Calp se ha convertido en un vertedero. Los camiones de Colsur y Liasur se llevan los contenedores, que se cubren con redes para evitar que se pierda por el camino la basura, que tampoco se prensa.

Al no pesarse la basura en la planta de Calp, el ayuntamiento no acepta los tiques de pesaje que llegan de Abanilla. Así intenta compensar la supuesta estafa. Pero no ataja el descontrol absoluto en este servicio. Son muchos años de esconder la basura debajo de la alfombra. Ahora la situación ambiental de la planta es insostenible.