"Cuando abrí la carta, me quedé estupefacto. Estuve una semana entera sin poder dormir", afirma Francisco de la Fuente. "Casi nos da un síncope", añade su esposa, Lidia. Y no era para menos. Este matrimonio de jubilados de Calp, que reside en la partida Carrió, recibió a finales del pasado mes de octubre una factura de electricidad de 6.349,12 euros. Para echarse a temblar.

Hasta entonces el recibo máximo que habían pagado era de unos 80 euros. "Que es lo que venimos a consumir en los meses de invierno, cuando tenemos en marcha la calefacción", explica Francisco.

En facturas anteriores, la compañía Iberdrola les había cobrado una estimación del consumo. La empresa no efectuaba desde diciembre de 2007 una lectura real del contador, pese a que está en la calle, en un armario eléctrico cerrado con un candado de la propia compañía. "Por ley debería realizar una lectura al menos cada seis meses", apostilla este vecino.

Sin embargo, en la factura correspondiente al periodo del 23 de septiembre al 20 de octubre de 2010, Iberdrola, de golpe, suma todos los consumos pendientes y los calcula con el IVA y la tarifa eléctrica actuales. "Ni siquiera nos descontaron el importe de las facturas que habíamos pagado desde 2007", denuncia.

Ese recibo de octubre es un galimatías. Sólo el IVA se dispara a 968,51 euros. La compañía contabiliza 552 días de recargo por exceso de consumo. Y factura un "consumo real" de 42.667 kilovatios/hora. "Si no han leído el contador, ¿cómo pueden penalizarnos con recargos por exceso de consumo en días determinados?", advierte este vecino de Calp.

"Tengo 77 años y, después de trabajar toda una vida, he tenido que pedir ahora mi primer préstamo y ha sido para poder pagar este recibo de luz", critica. Tras el susto de esa factura, la compañía le urgió a pagarla antes del 10 de febrero o, de lo contrario, le cortaba el suministro eléctrico. Ese día que vencía el plazo, Francisco de la Fuente realizó la transferencia de los 6.349 euros. Sin embargo, en la siguiente factura, Iberdrola le cobró 72,50 euros de intereses de demora.

Este vecino de Calp está convencido de que la empresa eléctrica incluso ha calculado erróneamente sus consumos. De hecho, en las facturas aparecen dos direcciones. Una sí que corresponde a su chalé, pero la otra no existe. Francisco de la Fuente no se ha quedado de brazos cruzados. Ha presentado numerosas reclamaciones ante la Oficina del Consumidor, el Síndic de Greuges e incluso el Defensor del Pueblo.

La Oficina del Consumidor ya le ha trasladado la respuesta de la empresa distribuidora, que considera válida la lectura de esa factura de más de seis mil euros y no observa "ninguna anomalía".

Esa contestación todavía ha indignado un poco más a este vecino. "Si no han leído el contador por lo menos cada seis meses, que es lo que manda la ley, yo no tengo la culpa. Pero, claro, ellos tienen la sartén por el mango y si no pagas te cortan la luz. Es una vergüenza. Te obligan a pagar y callar", remacha.