Los gamberros vuelven a las andadas en las fiestas de Xàbia. Un grupo de jóvenes, probablemente menores de edad, montaron en la madrugada del viernes al sábado su particular y gamberra nit del foc. Prendieron fuego a la caseta de madera del campo de rugby e irrumpieron en los vestuarios del Club Deportivo Xàbia e intentaron también quemarlos.

La caseta del rugby quedó reducida a cenizas. Este acto vandálico frustró el estreno, previsto para el domingo, del nuevo club Xàbia Bulls. Ardieron las equipaciones de los niños de la escuela de rugby, los trofeos y las fotografías firmadas por jugadores de los All Blacks (la mítica selección de Nueva Zelanda). Un desastre. Los daños superan los 15.000 euros.

La Guardia Civil podría tener ya identificados a estos gamberros que también intentaron, tras forzar las puertas, incendiar los vestuarios de fútbol, cuyas paredes interiores quedaron ennegrecidas por el humo.

Esa misma madrugada, aunque unas horas antes, el alcalde, Eduardo Monfort, ordenó que se clausurase el casal de una peña. Sus festeros, menores de edad, rompieron mobiliario urbano. La peña se llama No sé que fem que sempre la caguem -nombre premonitorio- y tiene el dudoso honor de convertirse en la primera cuyo casal se precinta.

Los actos vandálicos continuaron el sábado, Dia de les Quintades. Otros gamberros utilizaron a modo de ariete una jardinera de piedra para romper la puerta de madera de la biblioteca municipal.

La primera semana de las fiestas de Sant Joan de Xàbia, que el pasado año ya registraron actos vandálicos, transcurrió con tranquilidad. Pero, en el último fin de semana, los gamberros han empezado a hacer de las suyas. El concejal de Fiestas, Vicent Chorro, destacó ayer el ejemplar comportamiento de la quintà de este año. Subrayó que los autores de los actos vandálicos "no tienen nada que ver con el espíritu de las peñas ni de las quintades. Son predelincuentes y se amparan en la nocturnidad y la fiesta" para hacer las gamberradas.

Las fiestas de Sant Joan han entrado en los últimos años en una espiral de actos vandálicos que el ayuntamiento y las comisiones han querido frenar con un reglamento de fiestas que, en su apartado sancionador, contempla la clausura de los casales (y sanción de 300 euros) que no cumplan las normas de convivencia, higiene y seguridad.