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El presidente de la Asociación española del Agua, José María Gálvez-Cañero, inspeccionó ayer, junto a los concejales socialistas, las obras realizadas en Calp por el Ministerio de Medio Ambiente para evitar inundaciones tan graves como las de octubre de 2007. Gálvez-Cañero, que es ingeniero de minas, comprobó los trabajos realizados en las calles Luxemburgo y la Niña.

En esta última calle, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) terminó hace una semana la ampliación y mejora de los barrancos del Pou Roig y del Quisi, que, al desbordarse, fueron los que, en 2007, anegaron violentamente toda la parte baja y la más turística del municipio.

El presidente de la Asociación del Agua valoró positivamente las obras. Con un presupuesto de ocho millones de euros, su objetivo es el de recuperar salidas para evacuar el agua de las lluvias torrenciales. En Calp, las inundaciones de otoño de 2007 fueron catastróficas porque los edificios y el paseo marítimo del Arenal crearon un dique que impidió que el agua escapara hacia el mar. Gálvez-Cañero criticó duramente que en Calp y en la Comunitat Valenciana se haya permitido construir en la zona de influencia de los barrancos. "Ahora debemos pagar los errores del pasado. Al agua hay que dejarle su cauce libre", manifestó.

Aunque el Centro de Estudios Hidrográficos de Madrid ha hecho ensayos a escala sobre la capacidad de evacuar agua con estas nuevas obras, el presidente de la Asociación del Agua se mostró partidario de que la verdadera prueba de fuego sea un episodio de lluvias torrenciales. "Debemos esperar a que el comportamiento de la naturaleza valide la funcionalidad de estas obras".

Gálvez-Cañero propuso que las administraciones implicadas en este proyecto convoquen una reunión para explicar el comportamiento hídrico de los barrancos de Calp. Dijo que deben intervenir técnicos expertos y estar abiertas a la participación ciudadana como ha recomendado Naciones Unidas en la conferencia mundial del agua y ha confirmado la Unión Europea.