El riurau d'Arnauda es imponente. Tiene 56 metros de largo y, unos treinta arcos, ya que presenta arcadas a ambas vertientes y otra central de más altura. Construido en la segunda mitad del siglo XIX, este riurau, en la época de esplendor de la pasa, cuando llegaba la época de la vendimia y l'escaldà, debió vivir una actividad frenética. "Es de los más grandes de la comarca y aquí cabe mucha pasa", explicó ayer el arqueólogo municipal de Xàbia, Joaquim Bolufer, quien cita a la familia propietaria hasta ahora del riurau, los Català, así como a los Bolufer o los Cruanyes, como los grandes productores de la exquisita uva seca que se exportaba sobre todo a Inglaterra. Ese floreciente comercio de la pasa hizo prosperar a la gran burguesía de la Marina Alta.

De aquella época ya queda poco y la reminiscencia más visible es la de los riuraus, construcción tradicional en la que se guardaba la pasa extendida en los cañizos.

Pese a que el riurau ha dejado su impronta en la arquitectura de la comarca, muchos han desaparecido. El de Arnauda se ha salvado casi de milagro. Estaba en suelo urbanizable de la partida Roig-Roquetes y el Consistorio ya había aprobado una reparcelación. Pero, cuando parecía sentenciado, la asociación Riuraus Vius alertó de que ya quedaban muy pocos riuraus tan grandes y, pese a su evidente deterioro, todavía con posibilidades de restaurarse. El ayuntamiento coincidió en que merecía la pena salvar este riurau y también los propietarios, la familia Català, vio con buenos ojos que se preservara esta joya de la arquitectura rural de la comarca.

Sin embargo, faltaba la financiación. Y en eso, como caído del cielo, llegó el plan Zapatero. Una inversión de 90.000 euros ha permitido desmontar piedra a piedra el riurau y reconstruirlo en el parque municipal de Montaner. El constructor local Manuel Olivares Sánchez ha realizado una obra que, tras cuatro meses, está ya acabada.

El alcalde, Eduardo Monfort, varios concejales, así como Carme Miquel y Pepa Guardiola, ambas de Riuraus Vius, y diversos miembros de la familia Català visitaron ayer el recuperado riurau d'Arnauda. El acto se convirtió en un alegato a favor de mantener las señas de identidad y la memoria de la Marina Alta. El alcalde subrayó que esta obra ha sido importante porque "se ha salvado una pieza arquitectónica que es un referente y un signo de identidad de Xàbia y de la comarca".