La valla ha resucitado un viejo conflicto. El actual responsable del bar-restaurante "La Siesta", situado en dominio público de la playa del Primer Muntanyar de Xàbia, ha colocado una valla de algo más de un metro sobre el murete que delimita la terraza y el aparcamiento de este negocio. Los vecinos empezaron a quejarse, ya que la valla limita considerablemente la visión de la playa y del mar. Fuentes municipales confirmaron que esa obra carecía de licencia (la solicitud sí que se ha presentado) y ya anticiparon que sería difícilmente legalizable.

Y, efectivamente, mal está que la valla pueda ser legal. El Ayuntamiento, de momento, no ha paralizado unos trabajos de reforma que continúan como si nada. Sin embargo, son obras que se realizan sobre otras que ya fueron ilegales, según constatan una sentencia de la Audiencia Nacional y los expedientes incoados por el Servicio de Costas de Alacant.

De hecho, la citada sentencia, que se dictó el 20 de septiembre de 2006, da la razón al Ministerio de Medio Ambiente al rechazar que se legalicen los usos y derechos de esta construcción. Y esto significa también dar luz verde al ministerio en su pretensión de demoler las obras. Sin embargo, el dueño evitó que la piqueta echase abajo su negocio al presentar en enero de 2007 un recurso de casación ante el Tribunal Supremo. El fallo de la Audiencia Nacional recordaba que el abuelo del actual dueño de "La Siesta" logró que el Gobierno Civil legalizara en octubre de 1930 una construcción con destino a vivienda en el dominio marítimo terrestre y con una superficie de 44 metros cuadrados. Sin embargo, cuando en 1997 el Ministerio de Medio Ambiente intentó recuperar la concesión advirtió que lo que había en la playa del Primer Muntanyar distaba mucho de aquella pequeña casa. Encontró un negocio de hostelería que ocupaba una superficie de 1.444 m2. El edificio del restaurante tenía 80 m2, 124 y 631 m2 eran de terrazas y barras exteriores al aire libre y otros 685 m2 los ocupaba un aparcamiento cerrado con un muro.

El propietario del negocio pidió entonces la legalización, pero el ministerio se la denegó porque "había realizado obras no autorizadas y, por tanto, ilegales". Además, Medio Ambiente advertía que el interés público de disfrutar de este tramo de costa, sin duda, prevalecía sobre el servicio de hostelería que este bar-restaurante prestaba a los usuarios de esta playa. Por tanto, dado que no procedía legalizar las instalaciones, el propietario debía proceder a su demolición.

A partir de ahí, el dueño de este negocio, que esgrime que la parcela está inscrita en el Registro de la Propiedad y que la actividad de hostelería cuenta con autorización, acudió a la vía judicial.

Primero apeló a la Audiencia Nacional y perdió. En enero de 2007, el Ministerio de Medio Ambiente le trasladó la sentencia y le instó a demoler las obras. Pero el titular de este bar-restaurante recurrió al Supremo, que todavía no ha dictado sentencia.

Ahora, hay otro responsable al frente del negocio y ha iniciado unos trabajos de reforma que, al cerrar con una valla superficie de playa ya antes ocupada ilegalmente, privatizan todavía más un tramo público del litoral de Xàbia.