Érase una vez una mariquita que se llamaba Rony. No era una mariquita muy común pues su cuerpo era amarillo con lunares verdes y su cabeza era azul.

Todos se reían de ella por lo rara que era, cosa que no le hacía ninguna gracia. Por eso cuando oía algún comentario sobre su aspecto físico, a Rony se le ponía el corazón a cien, como si se le ablandara más de la cuenta, y comenzaba a llorar, lo que hizo que sus compañeras le pusieran el sobrenombre de «La Blandita».

Cada vez que Rony escuchaba ese mote, comenzaba a llorar y no paraba hasta que se le olvidaba lo que le habían dicho, pero, como Rony tenía muy buena memoria, casi siempre estaba triste.

Un día paseando por el campo cuando oyó a dos cigarras conversando.

-¿Ésa no es Rony la Blandita? -dijo una de ellas mientras la señalaba.

-Sí. No hay más que verla. ¿Tú has visto otro bicho así de raro? -dijo la otra.

Rony sintió un nudo muy fuerte en la garganta y se puso a llorar. Lloró, lloró y lloró tanto que cuando se dio cuenta estaba rodeada de agua como si fuera una isla en medio del mar.

Pidió auxilio porque no sabía nadar, pero, como todos pasaban de ella, los que la oyeron se dieron media vuelta sin hacerle caso.

Rony intentó llegar a la orilla nadando, pero se cansaba de mover las patitas y se paró. Suerte que encontró una hoja y se agarró como pudo a ella.

De lejos observó un gusano que se arrastraba por el suelo de una forma extraña y, cuando se quiso dar cuenta, el gusano se dirigía hacia ella. Era un gusano rosa, muy largo y con todo el cuerpo lleno de motitas de colores. A Rony le dio un poco de miedo aquel bicho. ¿Y si le hacía algo? ¿Cómo podía fiarse ella de semejante animal? Pero aun así, al ver que se le acercaba, comenzó a gritar:

-¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Ayuda!

El gusano rosa, al oírla, torció a la derecha dejándola atrás. Parecía que estaba buscando algo porque no paraba de mirar hacia los lados. De repente, paró y dio la vuelta dirigiéndose a Rony:

-Perdona, ¿has visto a un bicho palo con los ojos muy saltones y una pata de cada color?

Rony pensó que debía contestarle y balbuceó:

-No, pero... puedes... ayu...

-¡Jo! ¿No lo has visto? Pues vaya, es que se ha perdido y no sé dónde está.

-Ya, pero€ ¿puedes€? -intentó decir Rony.

-Bueno, pues gracias de todas formas. Me voy a buscarlo -dijo el gusano mientras seguía mirando en todas direcciones.

-¡Vale, pero€ me estoy ahogando!

Y mientras Rony decía esto, el gusano dio media vuelta y se fue como si no la hubiera oído. Rony se quedó pensando que no era ella la única rara, ya que no había más que ver al gusano.

Extraído del libro

«Bichos sin fronteras»

Autora: Ana Pomares

Editorial Club Universitario

Colección Piñata

1.- ¿Por qué Rony no era una mariquita común? ¿Podrías hacer un dibujo y mostrar esas diferencias?

2.- ¿Por qué motivo a Rony se le ponía el «corazón a cien»?

3.- ¿De qué manera la llamaban sus compañeras y por qué?

4.- ¿Cuál fue la causa para que Rony pidiera auxilio a un bicho que, por su aspecto, le daba un poco de miedo? ¿Cómo era ese animal? Escribe un cuento y envíalo con un dibujo al Concurso Literario del Grupo Leo. Apartado de Correos 3.008, 03080 Alicante. O por mail, a grupoleoalicante@gmail.com. Recuerda que debes escribir tu nombre, apellidos, curso, colegio y número de teléfono particular.

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