Entrevista

Qadura Fares, líder histórico de Al Fatah: "Si Israel resolviera el asunto palestino, dejaría a Irán sin su principal justificación para actuar"

El respetado dirigente palestino asegura en una entrevista que del 7 de octubre nació "un nuevo Israel" difícil de reconocer y vaticina que el intento de destruir a Hamás solo logrará reforzarlo

Qadura Fares, dirigente histórico de Al Fatah y presidente de la Comisión de Asuntos para los Presos, durante la entrevista.

Qadura Fares, dirigente histórico de Al Fatah y presidente de la Comisión de Asuntos para los Presos, durante la entrevista. / RICARDO MIR DE FRANCIA

Ricardo Mir de Francia

Qadura Fares encadena cigarrillo tras cigarrillo mientras escucha a un joven palestino recién salido de las cárceles israelíes tras pasar dos años entre rejas sin ser acusado formalmente de nada. Fares conoce la experiencia. Tras afiliarse a Al Fatah a finales de los 70 se sumó a la lucha armada en Cisjordania y no tardó en ser arrestado. En la cárcel aprendió hebreo y, tras ser liberado tras las Acuerdos de Oslo, se acercó a los israelíes en la intermediación de aquellos años. Luego fue ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y lideró junto a su amigo Marwan Barghouti los intentos de renovación generacional en Al Fatah. A sus 61 años conserva el respeto que otros de sus pares han perdido y aborda en una entrevista a El Periódico de Catalunya, del mismo grupo editorial que este periódico, la situación en Gaza, el horizonte con Israel o las implicaciones del reciente ataque de Irán.

-¿Cuál cree que es el objetivo último de Israel en Gaza?

-Israel no tiene un plan, solo quiere revancha. Hay muchas preguntas que ni siquiera la gente en Israel sabe cómo responder. Netanyahu y sus socios en el Gobierno, los socios fascistas como Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich, lo único que quieren es masacrar palestinos y crear una situación en Gaza donde sea inviable la vida. Aquellos que hablan de genocidio están en los cierto, no puede explicarse otra manera. Incluso antes de la guerra, este Gobierno racista no reconocía que además del pueblo israelí hay otro pueblo viviendo a su lado. Su deseo es transferir a los palestinos fuera de Palestina y están esperando el momento adecuado para implementar el Plan Decisivo de Smotrich, que es la expulsión de los palestinos. El 7 de octubre los dejó desorientados y ahora buscan expandir la guerra.

-¿Por qué?

-Entienden que si se acaba la guerra están acabados: Israel irá a elecciones y perderán el poder. Por eso tanto Netanyahu como la derecha la quieren prolongar indefinidamente. Si les preguntas qué quieren conseguir, no saben qué responder. Desde el 7 de octubre, este es un nuevo Israel. Un segundo Israel, liderado por líderes primitivos, racistas y terroristas.

-Netanyahu también quiere destruir a Hamás de un modo que acabe también con la resistencia palestina. ¿Es posible acabar con ella?

-Eso equivale destruir a un movimiento y llevan toda la vida intentándolo. Antes de Hamás quisieron desmantelar a la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) y a Al Fatah. Hace 42 años, cuando Israel invadió el Líbano, lograron expulsar a la OLP de Beirut y el sur del Líbano. [Zbigniew] Brzezinski dijo aquella famosa frase: “Bye, bye OLP”. Se acabó. Pero, mire, 42 años después ahí sigue.

-Algún palestino cuestionaría esa afirmación…

-Es cierto que se ha vuelto débil y menos creíble, pero no fue por los ataques israelíes sino porque el proceso de paz de Oslo no funcionó. En aquellos años –en los 90—cuando íbamos a EEUU nos decían que teníamos que desmantelar a Hamás y desarmarla. Yo les decía que Hamás es una idea. Así lo sigo creyendo. No se puede eliminar así como así. Lo que habría que hacer es abrir un debate entre todas las facciones palestinas para alcanzar un consenso sobre nuestros objetivos y luego encontrar un socio valiente en Israel dispuesto a reconocer nuestros derechos nacionales y humanos.

-Se ha intentado muchas veces…

-Y nunca se ha conseguido. Cada vez que han tratado de debilitar a Hamás, lo han acabado haciendo más fuerte. En 2006, las últimas elecciones que tuvimos, los estadounidenses dijeron que los palestinos no debían votar a Hamás. Hamás lo convirtió en su eslogan de campaña y ganaron las elecciones. Ahora volverá a pasar lo mismo porque no todo se puede resolver con la fuerza militar. En cinco años Hamás será más fuerte, más creíble y tendrá más apoyo. La única manera con la que Israel puede debilitar a Hamás es reconociendo a los palestinos y abriéndose a la paz. Pero no, consideran terrorista hasta al presidente Mahmud Abás, al que acusan de “terrorismo legal” por haber acudido a la Corte Penal Internacional. ¿Qué es “terrorismo legal”?

-¿Se equivocó Hamás con su masacre terrorista del 7 de octubre?

-Esta es una región desdichada donde todos los días muere gente. No quiero justificar nada. Matar a cualquier ser humano es siempre un acto equivocado. Pero Gaza lleva 17 años bajo asedio. El plan de Netanyahu era alcanzar una tregua de larga duración con Hamás, para eso permitió que recibiera cada mes 30 millones de Qatar. Pero Hamás tenía otros planes. Si viviéramos en paz con los israelíes y todo fuera bien, yo sería el primero en condenar duramente lo que pasó, pero vivimos en un estado de conflicto permanente.

-¿Cree que Hamás esperaba una respuesta israelí tan severa?

-No, creo que Hamás pensaba que sería una guerra un poco más larga que la de 2014, quizás tres meses, pero no algo como esto. También yo me equivoqué en mi análisis. Antes del 7 de octubre, como palestino, podía decir que conozco un poco a los israelíes. Pero este Israel ha empezado a pensar de forma diferente. Es un nuevo Israel. Estos ya no son nuestros vecinos, son nuestros enemigos.

-Europa y EEUU quieren que la Autoridad Palestina se haga cargo de Gaza. ¿Es un plan realista?

-Solo sería posible si es parte de un plan integral para resolver el conflicto. Antes nos tienen que dar tiempo para que hagamos los deberes y discutamos con Hamás cómo se puede administrar Gaza. Sin contar con ellos será muy difícil para cualquiera. Imaginemos que se acaba la guerra y enviamos un ministro para hablar de la reconstrucción. Bastarán dos personas para matarlo. Lo que tenemos que hacer desde Al Fatah es sentarnos a hablar con Hamás y convencerles de que den un paso atrás. No pueden seguir al frente de Gaza, pero tampoco se puede pretender que salgan completamente de la ecuación porque no funcionará.

-Muchos palestinos quieren también un cambio en la Autoridad Palestina. No confían en Abás y quieren que una nueva generación tome las riendas. ¿Por qué no se permite?

-Nuestro principal problema es la ocupación, que juega también un papel importante en nuestro desarrollo político interno. Durante muchos años no ha permitido que la gente más preparada y brillante se acercara al poder, a pesar de que lo hemos intentado. Si convocamos elecciones, no permitirían que se celebren en Jerusalén, por lo que implícitamente estaríamos renunciando a ella. Tampoco tienen interés en que podamos desarrollar un proceso democrático como gente normal porque quieren seguir siendo a ojos del mundo la única democracia de la región. Y tampoco permitirían que participe Hamás, de modo que es complicado. 

-¿Cómo ha sido recibido el ataque de Irán sobre Israel en Ramala? ¿Beneficia a los intereses palestinos?

-Depende de a quién le preguntes. La OLP [Autoridad Palestina] cree que Irán tiene un proyecto para el mundo árabe que es tan peligroso como la ocupación israelí. En cambio, otros creen que abre una oportunidad para que Israel entienda que la continuidad de la ocupación solo aviva el fuego que ahora rodea sus fronteras. Lo único cierto es que Irán no deja de ganar terreno. Hace 30 años Sadam Hussein mandaba en Irak; hoy mandan los socios de Irán. En las Primaveras Árabes cayeron todos los líderes de la región; todos menos el sirio Bashar al Asad, apoyado por Irán. Incluso en Yemen, después de tanta guerra, tienen a los hutíes. Es la nueva realidad. Si yo fuera el líder de Israel me daría prisa por resolver el asunto palestino para dejar a Irán sin la principal justificación que utiliza para hacer lo que hace.

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