Cientos de manifestantes, convocados por partidos de izquierdas, ONG, sindicatos y estudiantes, desfilaron este sábado en varias ciudades de Francia para protestar por lo que consideran una política liberal del presidente del país, Emmanuel Macron.

Convocados bajo el lema "la marea popular", los manifestantes mostraron su descontento por los planes de privatización del Gobierno de Macron para empresas como la de los trenes (SNFC), la reducción de funcionarios públicos, los cambios en la admisión en la universidad y su restrictiva política de inmigración.

De acuerdo con datos del sindicato Confederación General del Trabajo (CGT), uno de los convocantes, hubo en París hasta 80.000 participantes.

Sin embargo, los cálculos realizados por la Policía y por los medios de comunicación rebajaron notablemente esa cifra, hasta los 21.000 y 31.700, respectivamente.

Esta protesta es la tercera en menos de un mes que enfrenta el Ejecutivo de Macron.

Las dos anteriores fueron una huelga de funcionarios el pasado 22 de mayo, con un bajo seguimiento, y una movilización el 5 de mayo convocada por el partido de la izquierda radical 'La Francia Insumisa', que obtuvo un respaldo algo más elevado que la de este sábado, según los cálculos de los medios.

Entre las figuras que participaron en la protesta de este sábado, destacó el líder de 'La Francia Insumisa', Jean-Luc Mélenchon, quien acusó al presidente de francés de "cabezota" por no escuchar las demandas de los ciudadanos.

"La marea popular", sin embargo, no contó con el visto de bueno de importantes sindicatos, como la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), o del Partido Socialista (PS), quienes optaron por no participar.

Las manifestaciones de este sábado se desarrollaron sin graves incidentes en la mayoría de las ciudades francesas.

Una excepción fue Nantes, donde 35 personas fueron arrestadas por daños al mobiliario urbano, y un policía resultó herido de gravedad.

En visita oficial en Rusia, Macron ya avisó que seguirá determinado en sus reformas económicas y aclaró que no es "una veleta" que cambia su dirección política de acuerdo con los sondeos.